¿que se escribe de la historia?
¿con que se escribe de la historia?
¿cuantas historias puede haber sobre un mismo hecho? ayida xfaaaa
Respuestas a la pregunta
1. La historiadora que dio un nuevo rumbo a la manera de contar la historia, y supo llegar al gran público con la narración de la Peste Negra del siglo XIV (en Un espejo lejano) o de la Primera Guerra Mundial (en El telegrama Zimmermann o Los cañones de agosto), escribió también un libro programático, Cómo se escribe la historia. El libro es una suerte de manual que contiene las claves para entender la escritura de la historia: la diferencia entre historia (verdad) y poesía (invención), el recurso a las fuentes primarias, el contraste de la información, la selección de los materiales, la investigación como motor de la historia, el material inédito y, sobre todo, “la narración como alma de la historia”.
Es también una autobiografía intelectual de una mujer que nos enseña el compromiso del historiador consigo mismo, con su materia y con sus lectores; y todo ello a través de un panorama general de los acontecimientos decisivos que jalonan el siglo XX, desde la Primera Guerra Mundial hasta el final de la Guerra Fría.
2. Así se escribe la Historia" es una expresión polisémica que expresa tanto el desengaño de no ver reflejado en los textos lo que nos consta como verdadero, como la soberbia profesoral del que siempre cree tener la última palabra. El camino del conocimiento es tan fascinante como aleccionador y sirve, sobre todo, para descubrir cuánta es nuestra ignorancia.Toda generación revisa el legado de sus mayores por simple curiosidad, afán de novedad o más o menos encubierto de ajustar cuentas, cuanto más proviniendo de una prolongada y cruel dictadura. Dictadura no ciertamente breve y restauradora, sino angustiosamente interminable, presidida vitaliciamente no ya por un padre castrante, sino por un abuelo castrador, general "superlativo" (como expresivamente le definió el añorado Tomás y Valiente) que no cesó de matar hasta el fin de sus días.
Total, que siempre estamos a vueltas con el desencantado "así se escribe la historia". Hoy, a propósito de Antonio Cánovas del Castillo; ayer u hoy, a propósito de Franco o Azaña. El pretendido conocimiento "científico" con que declaramos acometer nuestros análisis y reflexiones sobre determinados temas debería hacernos a todos más modestos. Lo de sentar cátedra parece ya cosa del pasado. La autoridad "científica" es la que realmente cuenta, y la tiene no quien se la otorga a sí mismo, sino aquél a quienes sus propios compañeros de gremio se la conceden y se la reconocen, a pesar de la mezquindad existente en negar siempre el pan y la sal a quien no sea de nuestra cuerda. Hay quien tiene la soberbia de estar escribiendo siempre historias "definitivas", cuya mejor prueba de que no lo son es que están reescribiéndose permanentemente.
Una figura de la dimensión histórica de Azaña, cuyo nombre inevitablemente se halla vinculado a la gran tragedia del fracaso de la II República y la guerra civil, exige una extrema prudencia a la hora de las valoraciones. No creemos que pueda decirse que, apenas salidos del "mito franquista", estamos cayendo en el "mito azañista", tan falso como aquél, y que Azaña no sólo confundió la República "con su propia versión de la República", sino que: "En esa pretendida infabilidad excluyente radicó el hundimiento de la democracia". Ahí es nada. La "versión" de Azaña de la República (centenares de páginas y de discursos así lo corroboran) no era otra que la defensa del parlamentarismo y el estricto acatamiento político de sus reglas procedimentales. Pretender convertir a Azaña en el principal responsable del fracaso de la República (la Democracia), culpabilizando a un demócrata -¿el único?- de la destrucción de la Democracia por los antidemócratas, es una clamorosa injusticia histórica que contradice todo el conjunto de investigaciones más solventes que sobre dicho periodo histórico se vienen publicando en los últimos tiempos. Responde, además, a una concepción de la historia añeja en la que los grandes protagonistas aparecen como dioses omnipotentes y plenamente autónomos para hacer y deshacer a su antojo, ignorando todo el complejo entramado de estructuras y relaciones político-económico-sociales de las que ellos mismos son parte importante, pero sólo parte, a no ser que queramos ahora explicar la historia de la mano de la psicología... barata.
3. Puede haber diferentes versiones de una misma historia porque la versión depende de la época en que transcurrió el hecho. Si transcurrió en el pasado puede que algún historiador haya dicho hechos que no existieron. Y si en la actualidad recurrieron a esa información puede que haya puesto lo que pasó y agregado hechos.