que retos y dificultades pasaron los primeros pobladores abarcar desde el norte de america hasta sudamerica
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La clave, la patata andina
El último de los trabajos, recogido en Science Advances, se centra en la prehistoria genética de los Andes. Los investigadores analizan cómo las primeras poblaciones se adaptan a las condiciones de extrema dureza de las elevadas altitudes de la cordillera andina. También analizan qué ocurre cuando esas poblaciones se encuentran con los conquistadores españoles.
Existen pruebas arqueológicas que señalan que la primera ocupación humana de los Andes comenzó hace 12.000 años. El investigador John Lindo, de la Universidad de Emory, ha liderado este estudio en que se han recopilado genomas antiguos de hace entre 6800 años y 14.000, y han comparado el de los habitantes de zonas de altitud elevada y de altitud baja en poblaciones prehistóricas y actuales. Así han visto que las poblaciones andinas de zonas montañosas elevas se establecieron hace entre 9200 y 8200 años, antes de lo que anteriores estudios habían apuntado.
A diferencia de otros grupos humanos que viven en condiciones similares, como los habitantes del Tíbet o de Etiopía, los andinos se adaptaron a la altura mediante mutaciones en genes relacionados con la salud cardíaca. También han visto que su adaptación a las duras condiciones fue de la mano con la domesticación de la patata, un tubérculo que ha sido la base de su dieta durante miles de años. Los científicos han encontrado genes asociados a la digestión del almidón en los habitantes de las regiones de mayor altitud, pero no en aquellos que viven en altitudes más bajas.
El estudio analizó siete genomas antiguos completos de la región del lago Titicaca de la zona montañosa de los Andes peruanos que datan de ente 1800 y 7000 años de antigüedad. Luego compararon los resultados con 64 genomas actuales de poblaciones que viven a altitudes elevadas en la cordillera andina y poblaciones que habitan en zonas de altitud menor.
“Los genomas de estos pueblos nos muestran una adaptación a la hipoxia o falta de oxígeno en el aire; a una digestión de alimentos con almidón, como la patata; y en los genomas actuales, además, hemos visto una clara evidencia de genes de resistencia a las enfermedades europeas”, explica por correo electrónico Mark Aldenderfer, arqueólogo de la Universidad de California, Merced.
“El impacto de la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVI es enorme, mucha gente murió de enfermedades o por agresiones. Pero nuestro descubrimiento demuestra que al menos en las poblaciones que vivían en altitudes elevadas la población no sufrió un declive tan grande como las de altitudes menos elevadas”, añade. Se calcula que la llegada de los europeos diezmó la población indígena americana: acabó con el 90%, mientras que las poblaciones que vivían en la cordillera andina a altitud elevada solo disminuyeron en un 27%, seguramente gracias a las inhóspitas condiciones en que vivían.
“El impacto de la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVI es enorme, mucha gente murió de enfermedades o por agresiones. Pero nuestro descubrimiento demuestra que al menos en las poblaciones que vivían en altitudes elevadas la población no sufrió un declive tan grande”
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