Religión, pregunta formulada por Tamara0120, hace 1 año

Qué repercusiones tuvo el discurso de Jesús en el imperio Romano?


carloslavinrdz: ¿Cual discurso?

Respuestas a la pregunta

Contestado por malqui211pcp0793h
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Respuesta:17

Explicación:

Dentro del complejo panorama social y político

del mundo en que vivió, muchas veces crispado,

llama la atención el hecho de que Jesús no

manifiesta de entrada una repulsa abierta del estado

romano, aunque tampoco lo acepta acríticamente.

Un episodio significativo es aquel mencionado

por los tres evangelios sinópticos en el que algunos

fariseos, puestos para la ocasión de acuerdo con

unos herodianos, tratan de atraparlo con una

pregunta capciosa: «Maestro, sabemos que eres

veraz y que enseñas de verdad el camino de Dios, y

que no te dejas llevar por nadie, pues no haces

acepción de personas. Dinos, por tanto, qué te

parece: ¿es lícito dar tributo al César, o no?» (Mt

22,16-17). La reacción de Jesús es bien conocida:

«Conociendo Jesús su malicia, respondió: —¿Por

qué me tentáis, hipócritas? Enseñadme la moneda

del tributo. Y ellos le mostraron un denario. Él les

dijo: —¿De quién es esta imagen y esta inscripción?

Del César —contestaron—. Entonces les dijo: —

Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo

que es de Dios» (Mt 22,18-21).

Jesús de una parte

reconoce las

competencias del estado

en la organización de

cuanto se ordena al bien

común, como es la

recaudación de

impuestos. Pero la

soberanía del estado no

es absoluta.

La respuesta de Jesús trasciende el horizonte

humano de sus tentadores. Está por encima del sí y

del no que querían arrancarle. La cuestión era muy

insidiosa, pues intentaba reducir la actitud religiosa

y trascendente de Jesús a un compromiso temporal.

La pregunta, en el contexto en que estaba planteada,

casi le obligaba a decantarse como colaboracionista

del régimen ocupante de Palestina, o como

revolucionario.

Frente a esa provocación Jesús no confunde

Reino de Dios con estado. De una parte reconoce las

competencias del estado en la organización de

cuanto se ordena al bien común, como es la

recaudación de impuestos. Pero la soberanía del

estado no es absoluta. En el mundo romano de

entonces, donde se tributaba culto divino al

emperador, Jesús no reconoce al estado esa esfera de

competencia: hay cosas que no deben darse al César

sino a Dios. La institución civil y la religiosa, según

la enseñanza de Jesús, no deben confundirse ni

entrometerse en cuestiones que no son su

incumbencia, sino armonizarse, respetando cada una

la esfera de la otra.

En el mundo romano

de entonces, donde se

tributaba culto divino

al emperador, Jesús

no reconoce al estado

esa esfera de

competencia: hay

cosas que no deben

darse al César sino a

Dios.

La vida de muchos primeros cristianos,

ciudadanos corrientes que trabajaban cada uno con

sus conciudadanos en la construcción de la sociedad

en que vivían, pero que ofrecieron un testimonio

martirial cuando leyes injustas les pretendían obligar

a no respetar lo que es de Dios, son la mejor

exégesis de esas palabras de Jesús.  

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