¿Qué religión rechazó el concepto de trabajo igual mercancía? (Edad media)
Respuestas a la pregunta
Se cree generalmente que Marx adaptó la teoría laboral del valor de Ricardo como un concepto fundamental para sus estudios sobre la acumulación del capital. Dado que la teoría laboral del valor ha sido desacreditada de manera general, se ha sostenido a menudo con autoridad que las teorías de Marx no merecen la pena. Esa teoría corresponde a Ricardo, que reconoció que era profundamente problemática, aun mientras insistía que la cuestión del valor era crítica para el estudio de la economía política. En las pocas ocasiones donde Marx comentó este asunto[1] se refiere a la “teoría del valor” y no a la teoría laboral del valor. Así pues, ¿en qué consistía la teoría del valor distintiva de Marx, y cómo difiere de la teoría laboral del valor?
La respuesta (como es usual) es complicada en sus detalles, pero sus lineamientos pueden ser reconstruidos a partir de la estructura del libro primero de El capital.[2]
Marx comienza esa obra con un examen de la apariencia superficial del valor de uso y del valor de cambio en el acto material del intercambio de mercancías, y postula la existencia del valor (una relación inmaterial pero objetiva) tras el aspecto cuantitativo del intercambio de valor. Este valor es tomado inicialmente como un reflejo del trabajo social (abstracto) cuajado en las mercancías (capítulo 1). Como una norma regulatoria del mercado, el valor puede existir, según Marx, sólo cuando y donde el intercambio de mercancías se ha convertido en “un acto social normal”. Esta normalización depende de la existencia de relaciones de propiedad privada, individuos jurídicos y mercados perfectamente competitivos (capítulo 2). Un tal mercado puede funcionar sólo con el surgir de formas monetarias (capítulo 3) que faciliten y lubriquen las relaciones de intercambio de manera eficiente, a la vez que provean de un vehículo conveniente para almacenar valor. El valor no puede existir sin su representación. En el capítulo 4 [*] Marx muestra que sólo en un sistema donde el fin y el objeto de la actividad económica es la producción de mercancías el intercambio se convierte en necesario y a la vez en un acto social normal. Es la circulación del dinero como capital (capítulo 5) la que consolida las condiciones para la creación de la forma de valor distintiva del capital como una norma regulatoria. Pero la circulación del capital presupone la existencia previa del trabajo asalariado como una mercancía que puede ser comprada y vendida en el mercado (capítulo 6). Cómo el trabajo se convirtió en una tal mercancía antes del surgimiento del capitalismo es el tema de la sección 7 de El capital, que trata de la acumulación primitiva u original.
El concepto de capital como proceso -como valor en movimiento- basado en la compra de la fuerza de trabajo y de medios de producción está inextricablemente entretejido con el surgimiento de la forma del valor. Una sencilla pero cruda analogía para el argumento de Marx podría ser ésta: el cuerpo humano depende para su vitalidad de la circulació0n de la sangre, que no tiene existencia fuera del cuerpo humano. Los dos fenómenos son mutuamente constituyentes de cada uno de ellos. La formación del valor igualmente no puede ser entendida fuera del proceso de circulación que la acoge. La interdependencia mutua dentro de la totalidad de la circulación de capital es lo que importa. En el caso del capital, sin embargo, el proceso aparece no sólo como auto-reproducido (cíclico) sino también como auto-expansivo (la forma espiral de la acumulación). Esto es así porque la búsqueda de beneficio y de plusvalor propulsa el intercambio de mercancías, que a su vez promueve y sostiene a la forma de valor. El valor por tanto se convierte en una norma reguladora insertada en la esfera del intercambio sólo bajo condiciones de acumulación de capital.