¿Qué relación tiene la memoria y recuerdo con la antropología platónica?
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ExplicaSolemos explicar la memoria desde nuestra permanente e irreversible "inmersión" en ella (Casey, 2000) e identificar su poder constitutivo y sus efectos performativos sobre todas nuestras prácticas sociales. Sin embargo, todavía nos queda la tarea de explicar cuáles son específicamente aquellas prácticas a las que llamamos "memoria". Incluso cuando los autores que trabajan sobre memoria reconocen la importancia social de esta "inmersión", muchos han señalado también que esta premisa básica resulta insuficiente para dar cuenta de un campo de estudio en el que los conceptos son todavía imprecisos y en el que falta un desarrollo teórico común entre las disciplinas que lo abordan (Olick y Robbins, 1998: 106). Frente a este contexto, y en la antesala de un debate que promete ser iluminador, este artículo se propone reconstruir las aproximaciones y discusiones que, sobre el tema de la memoria, han sido centrales en los trabajos etnográficos en contextos de diversidad y desigualdad.
Con el fin de encuadrar estas distintas corrientes y las preocupaciones que motivaron cada una de ellas, comenzamos el trabajo con una definición de memoria provisoria que, siendo aún prudentemente amplia, nos permita acotar tanto el campo de las prácticas como el de las discusiones teóricas. Como punto de partida, entendemos la memoria como la práctica social de "traer el pasado al presente".
Esta noción, acuñada por la filosofía y sostenida luego por la literatura y el psicoanálisis, es común también a nuestra concepción cotidiana de "recuerdo". Tempranamente la memoria fue definida como el poder de la mente de revivir percepciones con la información adicional del momento en que éstas ocurrieron en el pasado. Para ese entonces, las figuras de almacenamiento ("almacén de las ideas") y actualización (hacer de nuevo actual o traer a la conciencia) ya eran claves en la tarea de ir dando forma al concepto de memoria.1
Las premisas esencialistas que subyacen en la figura de almacenamiento comenzaron a ser advertidas muy pronto por Henri Bergson (1912), para quien la memoria vital –constitutiva de nuestro ser– es aquella que revive (trae al presente) un acontecimiento pero en su originalidad única. En la articulación entre pasado y presente, el presente es el que comienza, con Bergson, a ser central en los estudios de memoria. Es inútil para este autor ir en búsqueda del tiempo perdido (citando la obra de Proust) porque es imposible la reversibilidad del tiempo.
En estos trabajos fundacionales emerge la discusión que hasta hoy sigue atravesando los estudios de memoria: por un lado están los enfoques que subrayan la figura del almacenamiento, el archivo, la herencia inalterable y la autonomía de las imágenes del pasado en relación con el presente; por el otro, aquellos que ponen en un primer plano las agencias, los intereses, las motivaciones y los proyectos políticos de las personas y grupos que, desde el presente, construyen su pasado. Sin embargo, como trataremos de explicar en los siguientes apartados, la complejidad de los nexos entre pasado y presente siguen siendo un referente insoslayable en los estudios recientes sobre memoria.
La antropología siempre ha estado entramada con prácticas de recuerdo, con los usos y resignificaciones de los conocimientos heredados. En este sentido, podríamos actualizar las largas discusiones sobre la noción de cultura para dar cuenta de un estado del arte sobre la memoria desde una perspectiva antropológica, pero uno de los principales objetivos de este artículo es hacer un recuento de los trabajos cuyo aporte fue precisamente ir circunscribiendo el tema de la memoria a ciertas prácticas específicas de la cultura. Por lo tanto, propongo aquí una selección de trabajos cuyos análisis han ayudado a distinguir niveles, tensiones y relaciones en las prácticas sociales de "traer el pasado al presente".
Con este fin, identificamos en los estudios sociales tres diferentes aproximaciones a la memoria: la memoria como marco de interpretación, la memoria como fuente documental y los usos sociales del pasado. Estas aproximaciones no sólo han producido teoría sobre la relación pasado-presente, sino que también, en sus interrelaciones, hacen posible la empresa de un campo de interlocución común.
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