Qué relación podes establecer entre las palabras “representativa” y “democracia”?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Repensar el concepto de representación política es indispensable para entender diversos desafíos de la democracia contemporánea. Sin embargo, una revisión de la relevancia democrática de la representación se ve limitada por una noción ampliamente aceptada: que la representación y la democracia constituyen principios opuestos y en conflicto. Mientras que la democracia requiere mayor participación popular, la representación supondría elitismo y distanciamiento político. En este trabajo argumentaré que tal planteamiento es desacertado. Asimismo, haré una revisión de los componentes normativos de la democracia, y discutiré el concepto de representación política. Señalaré que la representación se compone de diversos procesos públicos de autorización, control y justificación que son la clave de las múltiples manifestaciones de la política democrática.
Palabras clave: representación política, democracia, legitimidad, rendición de cuentas, gobernanza, deliberación.
Explicación:
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Resumen
Repensar el concepto de representación política es indispensable para entender diversos desafíos de la democracia contemporánea. Sin embargo, una revisión de la relevancia democrática de la representación se ve limitada por una noción ampliamente aceptada: que la representación y la democracia constituyen principios opuestos y en conflicto. Mientras que la democracia requiere mayor participación popular, la representación supondría elitismo y distanciamiento político. En este trabajo argumentaré que tal planteamiento es desacertado. Asimismo, haré una revisión de los componentes normativos de la democracia, y discutiré el concepto de representación política. Señalaré que la representación se compone de diversos procesos públicos de autorización, control y justificación que son la clave de las múltiples manifestaciones de la política democrática.
Palabras clave: representación política, democracia, legitimidad, rendición de cuentas, gobernanza, deliberación.
Explicación:
Introducción
La relación entre la representación y la democracia es históricamente contingente y teóricamente compleja. En el plano histórico, las democracias surgieron a partir de regímenes de gobierno oligárquicos y aristocráticos que empleaban mecanismos representativos.1 En el plano teórico, esta articulación no ha quedado exenta de tensiones. Una de las más conocidas es la que se deriva del elemento de separación, introducido por la representación en el ejercicio del poder soberano del demos (Urbinati, 2006). Si el "pueblo", por así decir, no decide por sí mismo de manera directa, entonces no cabe afirmar que las decisiones adoptadas son auténticamente democráticas. Si la complejidad social impide que el "pueblo" se autogobierne en sentido literal, el resultado sería una segunda mejor alternativa: que se gobierne a través de sus representantes. Pero esto implicaría que la democracia contemporánea es, en su origen y en su forma institucional, normativamente imperfecta.
Un segundo problema es que la conceptualización de la relación entre representación y democracia ha sido objeto o, digamos, "presa" de algunas imprecisiones analíticas. Para muchos, cuando se habla de representación política, se está hablando de representación democrática;2 la representación democrática es pensada como algo equiparable a la democracia representativa, y la democracia representativa se traduce en votantes, elecciones, partidos políticos y legislaturas. Si bien no se trata de restarle importancia a las instituciones de la democracia representativa, hay que repensar los elementos que quedan obviados en un trayecto que lleva directamente del concepto de representación política a las preferencias electorales, los partidos y la organización legislativa.
El objetivo de este trabajo es argumentar que es posible "ampliar el canon" de la representación democrática.3 Por un lado, mostraré que las supuestas tensiones normativas entre representación y democracia no constituyen obstáculos insalvables; por el otro, que el papel de la representación en la democracia tiene que ser repensado desde una revisión de ambos conceptos. El concepto de representación política es necesario no solamente para continuar estudiando la democracia representativa, sino también para entender las consecuencias democráticas de diversas formas de participación y acción públicas.
Representación y democracia: consideraciones preliminares
Este trabajo se origina en la idea de que las relaciones de representación política son un elemento clave para entender, analizar y problematizar la democracia. Se podría decir que esta aseveración constata un dato trivial: las relaciones entre electores, partidos, gobernantes y legislaturas, son constitutivas de la democracia. Esta consideración, a su vez, tiende a dar por sentado que las cuestiones relativas a la representación democrática están circunscritas a la operación de los partidos y el régimen político, y que, a fin de cuentas, este conjunto de procesos engloban la política democrática. Si las cosas fueran así, la teoría política podría dejar de preocuparse por entender las transformaciones políticas contemporáneas y dedicarse a la exégesis de los textos clásicos.
Sin embargo, hay diversos motivos que invitan a repensar la relación entre la representación y la democracia. En primer lugar, se encuentra el hecho de que las instituciones representativas atraviesan por un momento en el que su credibilidad se encuentra mermada. Por regla general, la opinión pública desconfía de políticos, partidos y parlamentos. Esto no significa que las expectativas democráticas hayan disminuido, pues numerosas formas de acción e intervención públicas consiguen motivar y movilizar con eficacia a los ciudadanos. Pero de cualquier forma, esos problemas de credibilidad y confianza hacen necesaria una nueva reflexión acerca de la relevancia y el futuro de la democracia representativa (Alonso, Keane y Merkel, 2011).