¿que relación hay entre el conflicto guatemalteco con el conflicto de los balcanes?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
La visión de filas interminables de hombres, mujeres y niños angustiados, en tractores o a pie, llevando consigo un mínimo de pertenencias, tenía un tinte de estremecedora familiaridad en los Balcanes del decenio de 1990. Venían al espíritu imágenes de Vukovar, Srebrenica y la Krajina. Esta vez, el lugar era Kosovo, donde, según considera la mayoría, comenzó el desmembramiento de la ex Yugoslavia y a donde ha retornado la violencia entre comunidades. Decenas de miles de personas huían para salvar la vida, temiendo que a sus parientes que habían dejado atrás les ocurriera lo peor y enfrentándose a la perspectiva de quedar desarraigados por largo tiempo. Detrás de su apa rente anonimato se encontraban innumerables destinos individuales y legados familiares y comunitarios que quedaban irreparablemente destrozados. Una vez más se dirigían contra los civiles las formas más bárbaras de violencia y se labraban en la memoria colectiva de la región las nuevas líneas de fractura históricas y emocionales.
La comunidad internacional, criticada reiteradamente por su falta de decisión en los conflictos en Croacia y Bosnia-Herzegovina, se enfrentaba a difíciles dilemas. Aunque las negociaciones de Dayton pusieron fin a la guerra en Bosnia, no tuvieron éxito en tratar la cuestión de Kosovo de manera específica [1 ] . Como resultado del surgimiento del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) en los años siguientes, de su creciente capacidad de golpear a las fuerzas de seguridad serbias y de las cada vez más numerosas operaciones indiscriminadas de estas últimas, el futuro de Kosovo volvía a estar en el primer renglón de la agenda internacional. A comienzos del otoño de 1998, los dirigentes yugoslavos, ante la amenaza de ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), habían aceptado el despliegue de unos 2.000 miembros de la Misión de Verificación para Kosovo (MVK) bajo la autoridad de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). No obstante, para la Navidad de ese año, parecía que se estaba desbaratando la tregua, y se pasó a buscar una solución en conversaciones semejantes a las de Dayton, convocadas esta vez en Rambouillet, Francia.
Las razones de este fracaso siguen siendo motivo de controversia. Con todo, como resultado de ello, se lanzó a los Balcanes a una situación muy diferente y de naturaleza y alcance sin precedentes. El 23 de marzo de 1999, el secretario general de la OTAN autorizó los ataques aéreos contra la República Federal de Yugoslavia con la finalidad declarada de poner fin a la violencia étnica en Kosovo. Era la primera operación militar activa de la Alianza occide ntal en sus cincuenta años de historia. Prácticamente en cuestión de horas, las fuerzas armadas y de seguridad yugoslavas lanzaron una campaña que mostraba todos los signos de ser una política para expulsar de la provincia a la población de origen albanés. Esta combinación de conflictos -el uno interno, el otro internacional- habría de tener consecuencias de largo alcance, ante todo en términos humanos, pero que también adquirirían gran relevancia en los ámbitos político, militar y humanitario.
En el presente trabajo se examinan algunos de los principales retos, tanto operacionales como conceptuales, que suscitó el conflicto de Kosovo de 1999, desde la perspectiva del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Se hará especial hincapié en los dilemas a los que debió hacer frente la institución al tratar las consecuencias de la violencia étnica, y en la interacción en este contexto con alianzas militares como la OTAN; se señalarán asimismo algunas de las implicaciones que ha tenido este conflicto para la acción humanitaria en general y para las respuestas humanitarias independientes en particular. Aunque el trabajo se centra en los hechos de 1999, se analizarán experiencias anteriores en los Balcanes, a fin de situar los recientes sucesos en su contexto regional e histórico.