Que relación existe entre el imperialismo . Nacionalismo y sincretismo cultural.
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Las naciones y sus fronteras
Las fronteras entre las naciones no siempre han estado ahí. Las naciones que conocemos hoy en día son muy recientes en la historia de la humanidad. Incluso algunas naciones tienen pocos años de existencia y aún muchas fronteras entre las naciones siguen cambiando. Lo más seguro es que en los años por venir veamos surgir nuevas naciones.
El surgimiento de las naciones
El principio de nacionalidad dice lo siguiente: toda nación, es decir todo grupo humano que comparte una misma cultura, una misma lengua y unas mismas tradiciones e historia, tiene derecho a gobernarse a sí mismo. Para esto las naciones deben contar con un Estado, que hace las leyes de acuerdo con los intereses y la cultura propia de cada pueblo y que forma un ejército para defenderse, contra los eventuales ataques de otras naciones.
El imperialismo
La idea de imperio estuvo presente en la mente de los europeos del siglo XIX. Así, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Rusia o Austro-Hungría, se denominaron a sí mismos como imperios.
Más que naciones compuestas por un solo grupo humano homogéneo, estos imperios aspiraban a reunir en su interior varias nacionalidades o grupos humanos de lenguas y culturas diferentes, ampliar su poderío más allá de las fronteras definidas, expandiendo su influencia en África, Asia o en el Cercano Oriente.
Esta idea imperialista, resultó extremadamente nefasta para la paz mundial, pues chocaba fuertemente con el principio nacionalista que defendía la capacidad de las naciones de autodeterminarse y ser independientes.
La formación de nuevas naciones en el siglo XIX
En el siglo XIX, Italia primero y Alemania después, lograron convertirse en naciones unitarias, tras muchas luchas y conflictos. Los territorios de la actual Italia antes de la unificación, eran un conjunto de regiones autónomas, diferentes por sus tradiciones y gobierno.
Movidos por el ideal de conformar una sola nación, que fuera capaz de defenderse contra vecinos muy poderosos como el Imperio Austrohúngaro, algunos italianos como Giuseppe Garibaldi, emprendieron una lucha de varios años hasta conseguir formar la Gran Italia.
Alemania vino a convertirse en un país unificado hasta 1871, cuando para muchas personas se cumplió el sueño de hacer que los diversos pueblos germánicos se convirtieran en una gran nación. Entre los habitantes del territorio alemán, se generaba la idea de la unificación con el fin de asegurar la defensa ante el poderío de la gran nación francesa, el Impero Austrohúngaro o el Imperio Ruso.
El proceso de unificación
Muchas culturas fueron suprimidas por la cultura mayoritaria o por el deseo de los pueblos minoritarios de fundirse en una gran nación con un futuro prometedor.
Para conformar la unidad al interior de las naciones unificadas, conformadas por pueblos todavía muy diferentes, los gobiernos empezaron a fomentar una homogeneización y el espíritu nacionalista.
La homogeneización de los pueblos ocurrió de muchas maneras: se empezó a usar una misma moneda, se unificó el sistema de educación pública y se conformó un ejército único.
El nacionalismo también comenzó a difundir la idea de que se era superior a los otros países y la unidad racial; el objetivo era que todos los habitantes de la nación se sintieran unidos por los mismos ancestros comunes. Además se intento demostrar que la etnia de origen de cada nación era las más refinada y perfecta.
El paneslavismo
El pueblo eslavo, que tenía una identidad étnica común, buscó formar una unidad política y militar. Estaban repartidos entre polacos, checos, serbios, búlgaros, croatas, eslovacos, macedonios, ucranianos, bosnios, etc. Estos pueblos habían estado bajo dominación de Estados extranjeros como Rusia, el Imperio Otomano o el Imperio Austrohúngaro.
En la región de los Balcanes, los serbios permanecieron bajo la dominación turca del Imperio Otomano hasta finales del siglo XIX, cuando consiguieron independizarse gracias al apoyo de rusos y austriacos. Pronto, el país comenzó a cobrar mayor importancia por su creciente poderío militar y la intención de formar la gran unidad de los pueblos eslavos.
La intención del Estado serbio de expandirse más allá de sus fronteras y asegurar su independencia del Imperio Austrohúngaro fue uno de los detonantes del inició de La Primera Guerra Mundial.
Las fronteras entre las naciones no siempre han estado ahí. Las naciones que conocemos hoy en día son muy recientes en la historia de la humanidad. Incluso algunas naciones tienen pocos años de existencia y aún muchas fronteras entre las naciones siguen cambiando. Lo más seguro es que en los años por venir veamos surgir nuevas naciones.
El surgimiento de las naciones
El principio de nacionalidad dice lo siguiente: toda nación, es decir todo grupo humano que comparte una misma cultura, una misma lengua y unas mismas tradiciones e historia, tiene derecho a gobernarse a sí mismo. Para esto las naciones deben contar con un Estado, que hace las leyes de acuerdo con los intereses y la cultura propia de cada pueblo y que forma un ejército para defenderse, contra los eventuales ataques de otras naciones.
El imperialismo
La idea de imperio estuvo presente en la mente de los europeos del siglo XIX. Así, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Rusia o Austro-Hungría, se denominaron a sí mismos como imperios.
Más que naciones compuestas por un solo grupo humano homogéneo, estos imperios aspiraban a reunir en su interior varias nacionalidades o grupos humanos de lenguas y culturas diferentes, ampliar su poderío más allá de las fronteras definidas, expandiendo su influencia en África, Asia o en el Cercano Oriente.
Esta idea imperialista, resultó extremadamente nefasta para la paz mundial, pues chocaba fuertemente con el principio nacionalista que defendía la capacidad de las naciones de autodeterminarse y ser independientes.
La formación de nuevas naciones en el siglo XIX
En el siglo XIX, Italia primero y Alemania después, lograron convertirse en naciones unitarias, tras muchas luchas y conflictos. Los territorios de la actual Italia antes de la unificación, eran un conjunto de regiones autónomas, diferentes por sus tradiciones y gobierno.
Movidos por el ideal de conformar una sola nación, que fuera capaz de defenderse contra vecinos muy poderosos como el Imperio Austrohúngaro, algunos italianos como Giuseppe Garibaldi, emprendieron una lucha de varios años hasta conseguir formar la Gran Italia.
Alemania vino a convertirse en un país unificado hasta 1871, cuando para muchas personas se cumplió el sueño de hacer que los diversos pueblos germánicos se convirtieran en una gran nación. Entre los habitantes del territorio alemán, se generaba la idea de la unificación con el fin de asegurar la defensa ante el poderío de la gran nación francesa, el Impero Austrohúngaro o el Imperio Ruso.
El proceso de unificación
Muchas culturas fueron suprimidas por la cultura mayoritaria o por el deseo de los pueblos minoritarios de fundirse en una gran nación con un futuro prometedor.
Para conformar la unidad al interior de las naciones unificadas, conformadas por pueblos todavía muy diferentes, los gobiernos empezaron a fomentar una homogeneización y el espíritu nacionalista.
La homogeneización de los pueblos ocurrió de muchas maneras: se empezó a usar una misma moneda, se unificó el sistema de educación pública y se conformó un ejército único.
El nacionalismo también comenzó a difundir la idea de que se era superior a los otros países y la unidad racial; el objetivo era que todos los habitantes de la nación se sintieran unidos por los mismos ancestros comunes. Además se intento demostrar que la etnia de origen de cada nación era las más refinada y perfecta.
El paneslavismo
El pueblo eslavo, que tenía una identidad étnica común, buscó formar una unidad política y militar. Estaban repartidos entre polacos, checos, serbios, búlgaros, croatas, eslovacos, macedonios, ucranianos, bosnios, etc. Estos pueblos habían estado bajo dominación de Estados extranjeros como Rusia, el Imperio Otomano o el Imperio Austrohúngaro.
En la región de los Balcanes, los serbios permanecieron bajo la dominación turca del Imperio Otomano hasta finales del siglo XIX, cuando consiguieron independizarse gracias al apoyo de rusos y austriacos. Pronto, el país comenzó a cobrar mayor importancia por su creciente poderío militar y la intención de formar la gran unidad de los pueblos eslavos.
La intención del Estado serbio de expandirse más allá de sus fronteras y asegurar su independencia del Imperio Austrohúngaro fue uno de los detonantes del inició de La Primera Guerra Mundial.
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