¿Qué relación existe entre el hecho de que María, mujer que se sabe y siente pobre, se vea a sí misma favorecida por Dios, y lo que ella canta en el magníficat (Lc. 1,48-53)
Respuestas a la pregunta
Nuestro pueblo tiene muy presente a la Virgen María, a la Madre de Dios, a la Inmaculada, a la Virgen bajo diversas advocaciones (Coromoto, La Chiquinquirá, Guadalupe, Carmen, Fátima, del Valle…) a nuestra Madre, Sin mancilla, Sin pecado, Virgen pura, Reina, Señora…
"Sus misterios pertenecen a la identidad propia de estos pueblos y caracterizan la piedad popular" (Juan Pablo II, Homilía Zapopán, México, 30 enero 1979, 2 AAS LXXI p. 28
Todo eso y más es la Virgen María. Esa es nuestra fe. Y hay que conservarlo. Pero si nos quedamos sólo en esa Virgen María tenemos el peligro, y caemos en él:
De divinizar a María, hacer de ella "La cuarta persona de la Santísima Trinidad". ¿No tratan algunas a la Virgen como si fuera más poderosa que Jesucristo, hasta como a una "Diosa" femenina al lado del Dios Trino y Uno?
De convertirla en mediadora sí, pero sólo entre un Dios exigente y altivo, y el pueblo que sufre y espera el perdón. Cristo paga a un Dios "bravo" por nuestros pecados, y María nos protege e intercede ante ese Dios juez implacable. ¿No se fomenta en bastantes templos una atención preferencial a la Virgen, a sus imágenes, sobre Cristo y el Sagrario donde está vivo, presente?
De quedarnos pasivos admirando a la Virgen, llenándonos la boca de sus grandezas, que nos quedan lejanas, inalcanzables. En todos esos dones, "gracias" que Dios ha concedido a María, ella es irrepetible, no la podemos "seguir". Y nos contentamos sólo con admirarla, alabarla, pedirle favores, remedios y pagarle promesas…
Así nos apartamos de lo que está en el origen de nuestra fe, de la fe de las primeras comunidades cristianas, de la fe que nos transmite el Nuevo Testamento. Tenemos que volver a él, sobre todo a los Evangelios, para comprobar que, para las primeras comunidades cristianas, "esa" Virgen María (la "Madre de Dios", la "Inmaculada", etc.) no es otra que MARIA DE NAZARET.
Y esa sí que está a nuestro alcance como la "primera cristiana", "seguidora de Jesús". María de Nazaret nos enseña a ser cristianos, comunidad cristiana, Iglesia-Pueblo-Dios. Ella sí que es una llamada, una exigencia para nuestro vivir diario. Y eso es lo que quiere ser este librito.