que reflexión deja el evangelio según san juan (13,31a 34-35)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Os doy un mandato
Cristo no aconseja vivir este precepto; lo o hace un mandamiento. No se trata de un buen consejo, un añadido a la vida cristiana que enseña. No. Él habla de mandato, y usa el tiempo verbal propio de esta acción: el imperativo. Podríamos traducir este «amaos» como «debéis amaros», «tenéis la obligación de…». Cristo no habla de consejo sino de mandato, de su principal mandato.
2. Amaos los unos a los otros
¿Y por qué nos da Jesús este mandato? Entenderlo a fondo sería entender a Dios, y esto no es asequible a nuestra naturaleza. Pero sí podemos encontrar varias razones interesantes. La primera y principal: Dios es nuestro Creador, quien nos ha hecho de la nada y nos mantiene en la existencia por puro amor. ¿Le vamos a quitar el derecho de ser nuestro Dios y Señor? Además, este mandamiento responde a nuestra misma naturaleza humana: El hombre vive para amar y ser amado, se realiza a sí mismo precisamente amando, dando y recibiendo amor. Por tanto, el precepto del amor es muy cercano a nuestro modo de ser; necesitamos amar, y Cristo lo único que hace es evidenciar con claridad esa exigencia profunda de nuestro ser.
3. La medida del amor
En el Antiguo Testamento ya figuraba el mandamiento del amor. De hecho, cuando un escriba le pregunta a Jesucristo por el principal mandamiento, Él le devuelve la pregunta, y el escriba responde citando la ley, el libro del Éxodo. La novedad de estas palabras de Cristo está en el modelo que debemos seguir: «Amaos… como yo os he amado». Y su amor, en palabras de San Juan, es un amor total, sin límites, hasta el extremo. «Habiendo amado a los suyos…. los amó hasta el fin». No basta con amar a nuestro «próximo», al que está cerca de nosotros, en nuestra familia, en nuestras ideas y modo de pensar… No sirve el amar a aquel que me cae bien, a aquel con que me aprecia… Hay que ir más allá.