¿Qué quería Belgrano para la Sociedad moderna?
Respuestas a la pregunta
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los últimos logros y sus logros☺
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En 2006, un grupo de militantes e investigadores (Cecilia García, Jonathan Palla, Alejandro Barton y quien escribe) nos propusimos revisar las concepciones existentes sobre la Revolución de Mayo.
¿Había sido ésta un simple efecto secundario de la prisión de Fernando VII a manos de Napoleón? ¿Era un mero recambio político de la desplazada burocracia virreinal a manos de criollos que “aprovecharon la volada” y se hicieron del poder? Esta lectura es la de Luis Alberto Romero y la “Renovación” (corriente con fuerte influencia en la carrera de Historia de la UBA y adherente en su momento al alfonsinismo), tributarios a su vez de Tulio Halperín Donghi. ¿No había pasado nada realmente, como también nos decía el gran Milcíades Peña?
¿Era por el contrario Mayo una revolución acabada, completa, que dio a luz a la Argentina moderna? ¿Era la burguesía su clase revolucionaria, progresista, desarrolladora de las fuerzas productivas y del capitalismo? Es lo que nos enseñan desde chicos en los actos escolares, donde la pluma de los Mitre, López y Levene sigue teniendo su peso.
Es curioso: los nacionalistas niegan que Mayo haya sido una revolución nacional contra la opresión colonial. Norberto Galasso sostiene que fue una lucha de liberales contra absolutistas y que sólo más tarde –cuando España volvió a un absolutismo intransigente– se planteó la independencia, lo cual es contrafáctico. Los nac & pop se encargan muy bien de asimilar el confederacionismo artiguista y su pretensión de un capitalismo a escala del viejo virreinato, con los mezquinos localismos de los “federales” truchos, al estilo de Ramírez, López y Rosas.
En aquellos años, el grupo se abocó a investigar y refutar los puntos de vista dominantes. Fuimos constatando entonces la formación de una temprana burguesía ganadera, mucho antes de Mayo y del “vuelco” de 1820 del comercio al campo. Fuimos descubriendo la temprana participación de las masas gauchas e indias en las luchas nacionales y el rol destacadísimo de Artigas. Fuimos viendo que la lucha social de esas masas engarzó con los planteos independentistas y cómo algunos líderes jacobinos –Castelli, Moreno, Artigas, Rodríguez de Francia a su modo– vieron más lejos. Poco antes del Bicentenario de Mayo, el grupo le propuso a compañeros del PO (Pablo Rieznik, Norberto Malaj, el Colo Rath y otros) un intercambio de ideas sobre el tema. Las que iban a ser algunas reuniones, se convirtieron en un riquísimo debate, donde se analizaron temas como el papel estratégico de Artigas –pero también sus limitaciones–, la visión de Marx sobre Bolívar, las críticas a la historia K sobre el período, las revoluciones comuneras, haitiana y de Túpac Amaru, las juntas españolas de 1808, la relación entre hacendados y agregados en la campaña bonaerense, las misiones jesuíticas, las invasiones inglesas y largos etcéteras.
Especial dedicación se le dio al tratamiento del Congreso de Tucumán, sus causas y consecuencias. Un artículo de mi autoría al respecto fue pensado para el número de En defensa del marxismo dedicado al bicentenario. Iba a ser publicado como “La independencia para poner fin a la revolución. El significado del Congreso de Tucumán”. Finalmente se convirtió en el capítulo 8 de La revolución clausurada.
Con posterioridad me interesó profundizar en la figura de Belgrano, por su –por varias razones– carácter emblemático. Finalmente, en 2016 salió a la luz “Belgrano, el contrarrevolucionario”.
Pero ¿quién fue Belgrano?, ¿el revolucionario pacifista de los liberales?, ¿un revolucionario radicalizado como quieren los nac & pop?, ¿expresión de una burguesía criolla que no transformó nada ni nunca quiso hacerlo? ¿Por qué a pesar de las fuertes disputas políticas e historiográficas, Belgrano queda al margen de todo cuestionamiento en el panteón de los intocables, junto con San Martín? Trataremos de dar una respuesta en lo que sigue.
Viva Belgrano
Cuando Napoleón invadió España en 1808, desató un levantamiento democrático, nacional y revolucionario, con un pueblo armado y organizado en juntas que cuestionó el poder feudal y eclesiástico. Los grupos más conservadores de la burguesía frenaron ese proceso para maniatar la acción independiente de las masas españolas insurreccionadas. La Constitución de Cádiz expresó esa combinación de las aspiraciones revolucionarias con el temor al pueblo.
También en América la burguesía criolla abandonó tempranamente sus pretensiones transformadoras, desbordada por los alzamientos indígenas en el Alto Perú y de los esclavos de Haití. En el Río de la Plata, las invasiones inglesas de 1806-07 desataron fuerzas nacionales contenidas, que rápidamente amenazaron con sobrepasar los moderados horizontes de los criollos. La caída del poder real era la oportunidad para un gobierno propio, pero los criollos miraron de reojo a esas masas armadas y politizadas –las milicias– que elegían a sus jefes y se llevaban las armas a su casa.
Explicación:
gracias espero te sirva
:)