Que puede hacer la ciudadanía para contener la violencia
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El primer elemento, es sin duda, empezar por hacerse cargo. Un alcalde no puede exonerarse de responsabilidades y delegar el control de la delincuencia a otros. Es la muestra de un gobierno que escucha el clamor de sus ciudadanos por mayor seguridad. Los gobiernos nacionales también tienen un papel fundamental para sentar las pautas de una política de Estado en materia de seguridad ciudadana.
Un segundo elemento es alinear las acciones de los diferentes sectores gubernamentales hacia un mismo objetivo: la reducción del crimen y la violencia. Es decir, integrar la dimensión de seguridad ciudadana dentro de las otras agendas de desarrollo ya sean estas sociales, urbanísticas, culturales o deportivas. Por ejemplo, Medellín hizo una clara apuesta por devolver la tranquilidad a sus habitantes. ¿Cómo lo hizo? Esta ciudad ha decidido que cada poste de luz, biblioteca, cancha de fútbol y parque esté pensado para mejorar la inclusión social y convivencia de los paisas.
un tercer elemento: En nuestros países ocurre que los alcaldes culpan a las policías si hay mucha delincuencia, y los policías culpan la falta de apoyo de los gobernantes. No se trata de aumentar el pie de fuerza de la policía creando policías locales. La creación de policías, en los diferentes niveles de gobierno, han resultado en descoordinación en la labor policial, y en una gran disparidad en recursos y capacidades. Independientemente del debate actual sobre este tema, sabemos que los gobiernos locales y las policías que han aprendido a trabajar hombro a hombro han logrado avanzar significativamente en la reducción de los delitos.
El cuarto elemento es anticiparse al crimen. Los datos nos muestran que, en cualquier ciudad de América Latina y el Caribe, los jóvenes están desproporcionadamente representados entre las víctimas y condenados por delincuencia.
Las vivencias de estos jóvenes nos revelan patrones comunes en sus vidas como la violencia intrafamiliar, el abuso de drogas y alcohol, la violencia en sus barrios, la falta de oportunidades, y más aún, la indiferencia del Estado. Estas experiencias moldearon su vida, hacia una carrera criminal.
En una vista a una cárcel de menores en Panamá, conversaba con uno de los jóvenes que hacía parte de un programa de rehabilitación. Yo le dije que qué bueno que estaba teniendo una segunda oportunidad. Y su respuesta me dejó sin palabras, me dijo, que en realidad ésta era su primera oportunidad.
Esto claramente nos indica en donde debemos enfocar nuestros esfuerzos. No hay excusas.
Hoy sabemos y tenemos más evidencia que intervenciones enfocadas en padres comunidades, y el desarrollo de habilidades técnicas y socio-cognitivas ofrecen un abrigo de protección a estos grupos vulnerables. De esto, se trata la verdadera prevención del crimen.
Ahora bien, las policías y los gobiernos no son los únicos actores. Y esto me lleva al último elemento que quiero mencionarles. Parte del éxito en la reducción de la violencia desde lo local, viene de innovaciones y sinergias que se han desarrollado con el sector privado y la sociedad civil.
¿Y qué lugar mejor que Colombia como muestra de esto? Otro ejemplo es Ciudad Juárez, alguna vez considerada la ciudad más violenta del mundo. Allí, líderes empresariales establecieron un fideicomiso para iniciativas de seguridad pensadas desde la sociedad civil y el sector privado en alianza con el gobierno.
Muchas veces pensamos en el sector privado como una fuente de financiamiento o de trabajo. Pero, hoy la información que genera este sector, conocida como “big data” está contribuyendo a profundizar en el análisis de las dinámicas criminales.
Compañías de telecomunicaciones, del sector financiero y comercial colectan una gran cantidad de datos sobre nuestros comportamientos y preferencias. Esta información, combinada con estadísticas delictuales nos permite NO SOLO saber dónde ocurre el crimen para controlarlo, SINO TAMBIEN entender por qué ocurre para prevenirlo.
Justamente, hemos comenzado a movernos hacia esta frontera del análisis de “big data”, aquí, en 6 ciudades de Colombia.
Muchas veces, buscamos soluciones fáciles al apremiante problema de la delincuencia. Es la conocida bala mágica que todo lo cura. Ustedes, como expertos en el tema, saben muy bien que el crimen es un fenómeno complejo, que requiere de soluciones en muchos frentes.
De poca utilidad es una policía eficiente, si las cárceles están desbordadas y el sistema judicial no funciona como debería.
Pero sí puedo decir que un gobierno local actuando de la mano del Gobierno Nacional y de la policía, es una poderosa herramienta para prevenir el crimen y la violencia. Sin el trabajo de los alcaldes, muchos programas de seguridad ciudadana corren el riesgo de fracasar.