¿Qué problemas ha traído el uso de las aguas subterráneas?
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3. Problemas.
Varios son los problemas que registra el agua subterránea en Chile, problemas que son conocidos por los actores y pese a lo cual, aún persisten con la agravan-te que el paso del tiempo los complica cada vez más. Estos problemas no son conocidos por el común de las personas.
3.1. Incertidumbre legal.
Para poder explotar legalmente una captación de agua subterránea se requiere obtener un permiso que es otorgado por la Dirección General de Aguas del MOP. y para pedir el derecho primero se debe construir la captación. Pese a lo que se establece en el Código de Aguas, nadie puede tener la certeza de cuán-do va obtener un derecho de aprovechamiento aunque haya dado pleno y cabal cumplimiento a las exigencias legales. El trámite puede demorar años y los proyectos no pueden esperar tanto.
3.2. Capacitación insuficiente.
No existiendo en Chile un Registro de Perforistas debidamente acreditados, decidir por una determinada empresa implica un alto riesgo. El problema, en mi opinión, se ha creado por la baja calificación técnica en que desenvuelven su actividad muchos de sus actores que intervienen desde la prospección hasta la explotación del agua subterránea. En el pasado tanto la CORFO como el Ministerio de Obras Públicas fueron los centros de adiestramiento de los cuadros profesionales y técnicos, cosa que en la actualidad no ocurre. El funcionamiento del mercado se ha traducido en la aparición de muchas empresas que ofrecen pozos a muy bajo costo y de pésima calidad.
3.3. Marco legal inapropiado
Otro problema grave lo ha generado el marco legal que ha pretendido regular la actividad: el Código de Aguas A diferencia del recurso suelo y minero, por ejemplo, el aprovechamiento del agua subterránea no requiere del pago de patentes y está exento de todo gravamen, lo que lo convierte en un bien libre para los efectos prácticos. Se fomenta la especulación y apropiación de un bien que es requerido por todos ya que para obtenerlo los trámites son sencillos y requieren poca inversión.
3.4. Demanda excesiva.
Derivado de lo anterior se ha incrementado de manera significativa la petición de nuevos derechos a punto de que en la década pasada se tramitaban unas 800 solicitudes al año y se habría llegado a una cifra cercana a 8.000 el año recién pasado. No está demás decir que ante tal cantidad de solicitudes y no existiendo plazos para el otorgamiento de los derechos la tramitación de los mismos se hace cada vez más lenta.
3.5. Demasiados derechos otorgados.
Aunque la tramitación es lenta son pocos los casos en que se niega el recurso por razones verdaderamente técnicas si se han cumplido debidamente las formalidades establecidas claramente en el Código de Aguas y documentos complementarios. Esto ha provocado que los niveles desciendan y los pozos existentes entreguen menos agua. Cuando esto ocurre, la DGA declara la zona en Restricción y no otorga nuevos derechos, Esto siempre ocurre demasiado tarde. Antes de construir un pozo hay que cerciorarse que el área no esté declarada en restricción o que esté en trámite de serlo .
3.6. Agotamiento de embalses.
Se cree que el recurso agua subterránea es inagotable ya que no se entiende de otra forma que siga otorgando nuevos derechos, por ejemplo en la Cuenca del Río Maipo, la que desde la década de los ‘50 registra una sistemática baja de niveles en casi todos los pozos con la consiguiente disminución de caudales llegándose en muchísimos casos a quedar los pozos secos.
3.7. Código de Aguas obsoleto.
La modificación al Código de Aguas permanece en el Parlamento desde el año ‘92 sin ser tramitada. En su versión actual los distintos recursos que otorga el Código de Aguas para oponerse al otorgamiento de un derecho pueden demorar su tramitación hasta más de una década.
3.8. Desprotección de los embalses.
En muchos otros países y desde hace varias décadas se vienen practicando la recarga artificial de acuíferos y se protegen los embalses subterráneos mediante disposiciones técnicamente adoptadas. Se trata de evitar la contaminación de acuíferos y se impide el vaciamiento de ciertas sustancias, pero este problema ni siquiera es estudiado en Chile pese a que existe evidencia de contaminación en Santiago, especialmente por las roturas de la red de alcantarillado y estanques de almacenamiento de combustibles y otros fluidos contaminantes.
Varios son los problemas que registra el agua subterránea en Chile, problemas que son conocidos por los actores y pese a lo cual, aún persisten con la agravan-te que el paso del tiempo los complica cada vez más. Estos problemas no son conocidos por el común de las personas.
3.1. Incertidumbre legal.
Para poder explotar legalmente una captación de agua subterránea se requiere obtener un permiso que es otorgado por la Dirección General de Aguas del MOP. y para pedir el derecho primero se debe construir la captación. Pese a lo que se establece en el Código de Aguas, nadie puede tener la certeza de cuán-do va obtener un derecho de aprovechamiento aunque haya dado pleno y cabal cumplimiento a las exigencias legales. El trámite puede demorar años y los proyectos no pueden esperar tanto.
3.2. Capacitación insuficiente.
No existiendo en Chile un Registro de Perforistas debidamente acreditados, decidir por una determinada empresa implica un alto riesgo. El problema, en mi opinión, se ha creado por la baja calificación técnica en que desenvuelven su actividad muchos de sus actores que intervienen desde la prospección hasta la explotación del agua subterránea. En el pasado tanto la CORFO como el Ministerio de Obras Públicas fueron los centros de adiestramiento de los cuadros profesionales y técnicos, cosa que en la actualidad no ocurre. El funcionamiento del mercado se ha traducido en la aparición de muchas empresas que ofrecen pozos a muy bajo costo y de pésima calidad.
3.3. Marco legal inapropiado
Otro problema grave lo ha generado el marco legal que ha pretendido regular la actividad: el Código de Aguas A diferencia del recurso suelo y minero, por ejemplo, el aprovechamiento del agua subterránea no requiere del pago de patentes y está exento de todo gravamen, lo que lo convierte en un bien libre para los efectos prácticos. Se fomenta la especulación y apropiación de un bien que es requerido por todos ya que para obtenerlo los trámites son sencillos y requieren poca inversión.
3.4. Demanda excesiva.
Derivado de lo anterior se ha incrementado de manera significativa la petición de nuevos derechos a punto de que en la década pasada se tramitaban unas 800 solicitudes al año y se habría llegado a una cifra cercana a 8.000 el año recién pasado. No está demás decir que ante tal cantidad de solicitudes y no existiendo plazos para el otorgamiento de los derechos la tramitación de los mismos se hace cada vez más lenta.
3.5. Demasiados derechos otorgados.
Aunque la tramitación es lenta son pocos los casos en que se niega el recurso por razones verdaderamente técnicas si se han cumplido debidamente las formalidades establecidas claramente en el Código de Aguas y documentos complementarios. Esto ha provocado que los niveles desciendan y los pozos existentes entreguen menos agua. Cuando esto ocurre, la DGA declara la zona en Restricción y no otorga nuevos derechos, Esto siempre ocurre demasiado tarde. Antes de construir un pozo hay que cerciorarse que el área no esté declarada en restricción o que esté en trámite de serlo .
3.6. Agotamiento de embalses.
Se cree que el recurso agua subterránea es inagotable ya que no se entiende de otra forma que siga otorgando nuevos derechos, por ejemplo en la Cuenca del Río Maipo, la que desde la década de los ‘50 registra una sistemática baja de niveles en casi todos los pozos con la consiguiente disminución de caudales llegándose en muchísimos casos a quedar los pozos secos.
3.7. Código de Aguas obsoleto.
La modificación al Código de Aguas permanece en el Parlamento desde el año ‘92 sin ser tramitada. En su versión actual los distintos recursos que otorga el Código de Aguas para oponerse al otorgamiento de un derecho pueden demorar su tramitación hasta más de una década.
3.8. Desprotección de los embalses.
En muchos otros países y desde hace varias décadas se vienen practicando la recarga artificial de acuíferos y se protegen los embalses subterráneos mediante disposiciones técnicamente adoptadas. Se trata de evitar la contaminación de acuíferos y se impide el vaciamiento de ciertas sustancias, pero este problema ni siquiera es estudiado en Chile pese a que existe evidencia de contaminación en Santiago, especialmente por las roturas de la red de alcantarillado y estanques de almacenamiento de combustibles y otros fluidos contaminantes.
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