que posiciones se debatieron en el cabildo abierto
miliiiiu:
es un trabajo practico urgente
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POSTURAS POLÍTICAS DURANTE EL DEBATE EN EL CABILDO ABIERTO
Las posiciones en debate El debate y la votación del cabildo abierto se desarrollaron alrededor de una cuestión central: si el virrey tenía o no que cesar en sus funciones y, en caso afirmativo, quién lo reemplazaría. Las posiciones extremas no obtuvieron muchos votos.
1) El obispo Lué sostuvo que, para asegurar la soberanía de Fernando VII en sus dominios americanos, el virrey debía continuar ejerciendo el gobierno con la única novedad de hacerlo junto con un miembro de la audiencia.
2) La posición del abogado criolloJuan José Castelli fue radicalmente la opuesta: sostuvo que el poder de España había caducado y que el pueblo debía asumir los derechos de soberanía y constituir un gobierno independiente.
Ninguna de las dos propuestas fue aceptada.
La mayoría de los presentes estaba de acuerdo en que el virrey debía dejar el gobierno. Las diferencias surgían sobre quién debía reemplazarlo. 3) El teniente generalPascual Ruiz Huidobro —comandante de las tropas peninsulares regulares— sostuvo que debía cesar la autoridad del virrey, la que sería reasumida por el cabildo como representante del pueblo, hasta tanto se formara un gobierno provisorio dependiente de la legítima representación del rey Fernando VII instalada en España.
4) Por su parte, Saavedra, el jefe de las milicias criollas, también sostuvo que el virrey debía cesar y que el cabildo debía asumir la autoridad, pero sólo transitoriamente hasta que se formara una junta que reemplazaría al virrey. Y afirmó además que aunque era el cabildo el que elegía a los miembros de la nueva junta de gobierno, era el pueblo el que le otorgaba la autoridad.
En la votación, la propuesta de Saavedra obtuvo la mayor cantidad de votos, seguida por la de Huidobro. En los días siguientes, las posiciones enfrentadas en el debate fueron asumidas por grupos que tenían intereses económicos y proyectos políticos diferentes. Criollos y peninsulares —y sus aliados— se enfrentaron con el objetivo de ocupar los cargos en la nueva junta, encargada provisionalmente del gobierno del Virreinato del Río de la Plata.
Las posiciones en debate El debate y la votación del cabildo abierto se desarrollaron alrededor de una cuestión central: si el virrey tenía o no que cesar en sus funciones y, en caso afirmativo, quién lo reemplazaría. Las posiciones extremas no obtuvieron muchos votos.
1) El obispo Lué sostuvo que, para asegurar la soberanía de Fernando VII en sus dominios americanos, el virrey debía continuar ejerciendo el gobierno con la única novedad de hacerlo junto con un miembro de la audiencia.
2) La posición del abogado criolloJuan José Castelli fue radicalmente la opuesta: sostuvo que el poder de España había caducado y que el pueblo debía asumir los derechos de soberanía y constituir un gobierno independiente.
Ninguna de las dos propuestas fue aceptada.
La mayoría de los presentes estaba de acuerdo en que el virrey debía dejar el gobierno. Las diferencias surgían sobre quién debía reemplazarlo. 3) El teniente generalPascual Ruiz Huidobro —comandante de las tropas peninsulares regulares— sostuvo que debía cesar la autoridad del virrey, la que sería reasumida por el cabildo como representante del pueblo, hasta tanto se formara un gobierno provisorio dependiente de la legítima representación del rey Fernando VII instalada en España.
4) Por su parte, Saavedra, el jefe de las milicias criollas, también sostuvo que el virrey debía cesar y que el cabildo debía asumir la autoridad, pero sólo transitoriamente hasta que se formara una junta que reemplazaría al virrey. Y afirmó además que aunque era el cabildo el que elegía a los miembros de la nueva junta de gobierno, era el pueblo el que le otorgaba la autoridad.
En la votación, la propuesta de Saavedra obtuvo la mayor cantidad de votos, seguida por la de Huidobro. En los días siguientes, las posiciones enfrentadas en el debate fueron asumidas por grupos que tenían intereses económicos y proyectos políticos diferentes. Criollos y peninsulares —y sus aliados— se enfrentaron con el objetivo de ocupar los cargos en la nueva junta, encargada provisionalmente del gobierno del Virreinato del Río de la Plata.
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