¿Qué plasma el autor en el dibujo artístico?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Un dibujo es un medio de expresión gráfico. Esta es una definición que aunque de apariencia sencilla he preferido utilizar desde un principio por lo que ella encierra y que más adelante veremos de manera detallada. La palabra dibujar trae a la mente la acción misma a través de la cual con el uso de un utensilio como lo puede ser un lápiz, una pluma o algún objeto similar se plasma una imagen sobre alguna superficie que la soporte, dicha imagen puede representar algún fenómeno o aspecto de la realidad captado por el dibujante. Parece demasiado atrevido el decir que el dibujo como tal (o el dibujo artístico que es lo que como ya se dijo nos ocupa con mayor esfuerzo) únicamente tenga a la base de su constitución, sea capaz o deba de evocar elementos de la realidad y lo haga de manera fidedigna, esto es algo que quizá muchos artistas o conocedores de la materia podrían reprocharle a su servidor sobre todo cuando parece que el quehacer del artista se ha desarrollado de tal manera que una actitud como a la que aludíamos ya ha sido superada y hasta parecería un efecto retrograda el considerar al dibujo de tal forma. Sin embargo, también nos parece muy acertada tal aseveración puesto que de manera primigenia el dibujo empieza por desenvolverse de esta manera, mayoritariamente las cosas del mundo son las que le brindan material de estudio y trabajo al dibujante, y consideramos pertinente la creencia de que en este taller no habrá una excepción.
Ahora volvamos a la definición y/o caracterización de lo que es el dibujo y la acción de dibujar. Antes adelantamos que el dibujo es un medio de expresión pero del mismo modo ya hemos precisado que el dibujo en sí mismo es una representación, un concepto que tiene un significado con bastante fuerza y complejidad, lo cuál nos conduce a plantear nuevas interrogantes como ¿son lo mismo expresar que representar? ¿el proceso de dibujar alberga este tipo elementos y el dibujante lo sabe de manera consciente? En este punto nos hemos visto en la necesidad de recurrir a un concepto como lo es el de “Representación” y que su uso es propio de un período que dentro de la filosofía denominamos como la modernidad filosófica