qué personas o grupos no son tomadas en cuenta ni escuchados en nuestra iglesia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
LA RELIGIÓN ANTE LOS PROBLEMAS SOCIALES
una vitalidad en el campo religioso que se expresa en la pluralidad de
religiones y espiritualidades asociadas a procesos de emancipación, y
también a dominaciones variadas.
Sin duda, las creencias y prácticas religiosas han estado presentes en la definición, la producción y el procesamiento de los grandes
problemas que aquejan al continente. Pero las teorías que han emergido desde las Ciencias Sociales en contextos de producción “centrales”
(Wilson, 1966; Stark y Bainbridge, 1985) no siempre han contribuido
a la comprensión del papel de la religión en las dinámicas sociales de
nuestros pueblos. Es por ello que, luego de la experiencia acumulada
en la red de investigadores, consideramos que ha llegado el momento
de plantearnos una sistematización de las categorías con las que comprendemos las sociedades latinoamericanas y caribeñas integrándolas
en un marco teórico que dé cuenta de la presencia diferenciada de la
religión en procesos de transformación social, de conflictos y dominación, y de creación de alternativas de sociabilidad (Ameigeiras, 2012;
Alonso, 2008; Ramírez Calzadilla, 2009; Semán, 2008).
En las sociedades latinoamericanas y caribeñas asistimos a procesos de modernización en los cuales religiones y espiritualidades
ocupan lugares relevantes (Sanchis, 2001 y 2008; Pierucci, 1998). En
estas modernidades la presencia de matrices culturales y prácticas
sociales y simbólicas explicitan no solo procesos de mestizaje sino
también formas alternativas de conocer (De Sousa Santos, 2009) que
requieren “desnaturalizar” nociones como secularización y religión
(Semán, 2007). Nos referimos a la necesidad de desplegar un esfuerzo
de redefinición de categorías que permita no solo asumir, en su profunda relevancia histórica, la singularidad de la cultura latinoamericana, sino también enfrentar los procesos de transformación de las
formas del creer, así como la persistente gravitación que las perspectivas eurocéntricas poseen sobre las Ciencias Sociales (Quijano, 2000).
En el contexto latinoamericano, el catolicismo ha dejado de ser el
espacio de articulación hegemónico de las creencias (Frigerio, 2002;
Mallimaci, 2008; Romero, 2012) y se ha ampliado y diversificado el
espacio religioso (Da Costa, 2003). La presencia de grupos evangélicos en la escena política y las instancias legislativas (Steil y Toniol,
2012), la visibilidad acrecentada y las reinvenciones identitarias de
grupos neoindigenistas (De la Torre y Zúñiga, 2017), la militancia de
grupos católicos activistas en las luchas contra las ampliaciones de
derechos (Giménez Béliveau, 2008), la defensa de los Derechos Humanos por grupos activistas evangélicos y católicos (Romero, 2012),
la presencia de comunidades eclesiales de base en sectores populares
(Levine, 1996), la reconfiguración de las creencias populares (Ameigeiras, 2012) nos muestran un paisaje religioso transformado en el