¿Qué pensó Mr. Utterson de Mr. Hyde cuando lo conoció?
Respuestas a la pregunta
Mientras que el señor Utterson y su amigo Richard Enfield paseaban por un lujoso barrio de Londres, su atención se fijó en una pequeña casa con aspecto de estar abandonada. Enfield contó a su amigo una historia en la que un pequeño hombre de aspecto tenebroso llamado Edward Hyde, pisoteaba a una niña en plena calle sin tan si quiera inmutarse. Esto indignó a Richard, que alcanzó al agresor y le hechó una reprimenda, cosa que no inquietó al individuo ya que seguía tan tranquilo. Ya estando presentes el padre de la niña y un médico, le pidieron una indemnización de cien libras por el incidente, el señor Hyde entró en la pequeña y descuidada casa y sacó un cheque con el importe pedido firmado por Harry Jekyll, un médico respetable y gran amigo de Utterson.
Utterson, abogado de profesión, poseía el testamento de Jekyll, en el cual se decía que en caso de muerte o de desaparición de este, toda su fortuna pasaría a manos de Edward Hyde. Este testamento causaba indignación al abogado, y ahora, al saber de Hyde, aun más. Esto hizo aumentar las ganas de conocer al nuevo y tan querido amigo de Harry. Para ello fue a ver al doctor Lanyon, uno de los más viejos amigos de Jekyll a pesar de que la relación estuviese empeorando, y le pregunto por Edward Hyde, a lo que el doctor respondió que nunca había oído hablar de él. Ya que nadie conocía a este señor, decidió ir a buscarlo, y empezó a merodear los alrededores de la casa a la que se le había visto entrar. Cierto día, Utterson vio recompensada su insistencia y encontró a Hyde, le miró a la cara y descubrió por si mismo lo que Enfield le había descrito, ese hombre tenía algo de tenebroso. Intentó entablar una conversación con él, pero le fue imposible, ya que al momento el hombre ya se había metido en su casa.
Respuesta:
Mientras que el señor Utterson y su amigo Richard Enfield paseaban por un lujoso barrio de Londres, su atención se fijó en una pequeña casa con aspecto de estar abandonada. Enfield contó a su amigo una historia en la que un pequeño hombre de aspecto tenebroso llamado Edward Hyde, pisoteaba a una niña en plena calle sin tan si quiera inmutarse. Esto indignó a Richard, que alcanzó al agresor y le hechó una reprimenda, cosa que no inquietó al individuo ya que seguía tan tranquilo. Ya estando presentes el padre de la niña y un médico, le pidieron una indemnización de cien libras por el incidente, el señor Hyde entró en la pequeña y descuidada casa y sacó un cheque con el importe pedido firmado por Harry Jekyll, un médico respetable y gran amigo de Utterson.
Utterson, abogado de profesión, poseía el testamento de Jekyll, en el cual se decía que en caso de muerte o de desaparición de este, toda su fortuna pasaría a manos de Edward Hyde. Este testamento causaba indignación al abogado, y ahora, al saber de Hyde, aun más. Esto hizo aumentar las ganas de conocer al nuevo y tan querido amigo de Harry. Para ello fue a ver al doctor Lanyon, uno de los más viejos amigos de Jekyll a pesar de que la relación estuviese empeorando, y le pregunto por Edward Hyde, a lo que el doctor respondió que nunca había oído hablar de él. Ya que nadie conocía a este señor, decidió ir a buscarlo, y empezó a merodear los alrededores de la casa a la que se le había visto entrar. Cierto día, Utterson vio recompensada su insistencia y encontró a Hyde, le miró a la cara y descubrió por si mismo lo que Enfield le había descrito, ese hombre tenía algo de tenebroso. Intentó entablar una conversación con él, pero le fue imposible, ya que al momento el hombre ya se había metido en su casa.
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