¿ que pensaron los indios a la llegada de los españoles?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cuando llegaron a America pensaron el los indios como una raza totalmente diferente ellos eran morenos de pelo oscuro y con poca vestimenta.
Muy pronto negociaron con ellos pero luego los hicieron esclavos obligandolos a trabajar en minas con riesgo de enfermedad, intoxicacion y hasta la muerte.
Explicación:
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Explicación:
Luego, como vieron los indios los españoles, de ver gente tan extraña y ver que no comían sus comidas de ellos y que no se emborrachaban como ellos, llamábanlos tucupacha, que son dioses, y teparacha, que son grandes hombres y también toman este vocablo por dioses, y acazecha, que es gente que trae gorras [f. 53] y sombreros. Y después, andando el tiempo, los llamaron cristianos.
Decían que habían venido del cielo, los vestidos que traían decían que eran pellejos de hombres como los que ellos se vestían en sus fiestas. A los caballos llamaban venados y otros tuyzen, que eran unos como caballos que ellos hacían en una su fiesta de Cuyngo, de pan de bledos, y que las crines que eran cabellos postizos que les ponían a los caballos. Decían al cazonci, los indios que primero los vieron, que hablaban los caballos, que cuando estaban a caballo los españoles, que les decían los caballos por tal parte habemos de ir, cuando los españoles les tiraban de la rienda.
Decían que el trigo y semillas y vino que habían traído, que la madre Cuerauaperi se lo había dado cuando vinieron a la tierra, cuando vieron los españoles.
Cuando vieron los religiosos con sus coronas y así vestidos pobremente y que no querían oro ni plata, espantábanse y, como no tenían mujeres, decían que eran sacerdotes del dios que había venido a la tierra y llamábanlos curitiecha, que eran sus sacerdotes que traían unas guirnaldas de hilo en las cabezas y unas entradas hechas. Espantábanse cómo no se vestían como los otros españoles y decían: Dichosos estos que no quieren nada.
Después, unos sacerdotes y hechiceros suyos hiciéronles encreyente a la gente, que los religiosos eran muertos y que eran mortajas los hábitos que traían y que de noche, dentro de sus casas, se deshacían todos y se quedaban hechos huesos y dejaban allí los hábitos y que iban allá al infierno, donde tenían sus mujeres y que venían a la mañana. Y esta ironía duróles mucho, hasta que fueron más entendiendo