¿Qué parte o frase de la canción te ha gustado? (contigo peru)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Por: José Agustín B. Pérez Changano. Analista de Gestión de la Universidad Nacional Federico Villarreal.
Se escucha el trinar de las cuerdas de la guitarra criolla que acompañada con los toques precisos del cajón criollo dan origen a uno de los valses más sentimentales que he llegado a escuchar. Es uno de esos que parecen estar hechos precisamente para el momento o en este caso, para el recuerdo. «Mis cenizas», lleva por título tal canción. Una de las últimas de nuestro querido “Zambo” Cavero.
Explicación paso a paso:
Fue un 9 de octubre del año 2009 cuando fallece un icono de la música criolla, una persona que de verdad te hacía creer que tenía el corazón rojo y blanco, alguien que inspiraba alegría y cariño, alguien que representaba lo bonito que tiene el Perú, no solo la música, sino la calidez del peruano querendón y divertido.
Ese día el Zambo dejó a toda una nación de luto, jóvenes y adultos que lo recordaron entre flores y valses, entre guitarra y cajón, entre una buena jarana criolla que fue seguramente como él hubiera querido que lo recordaran.
Ahora, que estamos a finales del 2018 ha pasado casi una década de su partida, aun se escuchan sus interpretaciones criollas como buen símbolo de peruanidad.
Si eres peruano y escuchas una canción de este zambo gordito, automáticamente tu pecho se inflará de orgullo y felicidad, que no dudaras en ningún momento en mover las manos y los pies a ritmo de la canción.
«Yo nací en la Avenida Abancay, en la cuadra once, en un solar, en una quinta, en un callejón muy conocido como La Banderita Blanca de donde han salido muchas figuras del deporte y la Música Criolla». Era lo que comentaba el Zambo en una entrevista acerca de su nacimiento.
Arturo Cavero Velásquez nació en Lima un 29 de noviembre de 1940. Fue hijo de Juan Cavero, nacido en Huaral, y de Digna Velásquez, natural de San Luis de Cañete, enclave de la cultura afroperuana. Desde muy pequeño aprendió a valorar la cultura de su país. Fue un ferviente aficionado al fútbol por su equipo el Alianza Lima de la Victoria y obviamente que también por la selección de su país, fue fiel creyente y hasta cargador de la primera cuadrilla del Señor de los Milagros, pero por sobre todas las cosas, fue la música su verdadera pasión y a lo que dedico su vida entera.
Él se formó a base de los valores y la humildad de su familia, estudió en una ocasión en la Unidad Escolar Hipólito Unanue, colegio que tuvo varios traslados de local. En aquella época, 1957, el colegio funcionó en lo que ahora es La casa del Pueblo, el Partido Aprista Peruano, ubicado en la cuadra diez de la avenida Alfonso Ugarte. Cuenta que fue ahí donde escuchó directamente a Víctor Raúl Haya de la Torre que les daba un mensaje a los jóvenes. «Conversó tendido con nosotros, nos pidió que sacáramos provecho del estudio y eso fue muy fortalecedor, porque eso corroboraba lo que mi padre me decía siempre: Yo no te dejo dinero, te dejo la oportunidad de ser grande si estudias».
Su gusto por la música y cantarla vino de su madre, la primera canción que escuchó en su vida fue Alma Mía, de Pedro Miguel Arrese: «el día que me olvides alma mía, no sé si existirás en mi penar…». Esa fue la primera canción que le escucho a su madre y por eso la cantaba y más aún, cuando ella ya no estaba.
Cuando tenía 16 años de edad, Arturo demostró que tenía talento para la música. Los primeros instrumentos que aprendió a tocar fueron los de percusión. Así conoció a uno de los amores de su vida: el cajón. Hace su debut, de la mano de Juanito Criado “el arquero cantor”. Por esos años, admiraba al músico cubano Benny Moré. También tocaba jazz en el “Negro Negro” que se encontraba al frente de la Plaza San Martín y por ahí nace su gusto y apego por la música tropical, causando que él use esa influencia para acoplarla en algunos temas criollos.
Arturo también tuvo una profesión, a los 21 años se graduó como profesor de primaria en el Instituto Nacional Pedagógico. Su licenciatura en educación le fue otorgada por la Universidad Nacional Federico Villarreal, donde siguió estudios de Post Grado. Se especializó en Administración de la Educación en la Universidad de Lima y en retardo mental y problemas en el aprendizaje en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En una entrevista en 1986, aseguraba que, si le daban a escoger entre poner una peña propia o un colegio de niños especiales, mil veces preferiría lo segundo. Por eso también, se sentía feliz cuando los jóvenes lo reconocían en la calle y le decían ¡Profesor!.