¿Qué países lideran a nivel Global en los ochenta el neoliberalismo?
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Resumen
La discusión a partir de los datos estadísticos de las contradicciones entre la retórica neoliberal, pensamiento dominante en la década de los ochenta, y los resultados de sus políticas sobre los problemas sociales en Europa, América Latina e Estados Unidos es el objetivo de este trabajo. Neoliberalismo: principios y contradicciones
En los ochenta los gobiernos Reagan en los EEUU y Tatcher en Gran Bretaña consolidaban en los países capitalistas el neoliberalismo, un pensamiento económico que tenía como adversario principal el Estado del Bienestar, cuyos principios básicos pueden resumirse en los siguientes cuatro puntos: que el déficit del presupuesto estatal es negativo para la economía, puesto que absorbe el ahorro nacional, aumenta los tipos de interés y disminuyen las tasas de inversión financiadas por los ahorros domésticos; la intervención estatal regulando el mercado de trabajo añadiría una rigidez que dificulta el libre juego del mercado, no permitiendo el desarrollo económico y la creación de nuevos empleos; una protección social garantizada por el Estado del bienestar aumenta el consumo disminuyendo la capacidad de ahorro de la población; y por último que el Estado no debe regular el comercio exterior ni los mercados financieros
Durante los principios de los ochenta las evidencias estadísticas sobre la oportunidad del neoliberalismo aún eran difíciles de comprobar, aunque su retórica bien articulada contra el Estado de bienestar y una fuerte promoción de estas ideas las hacían hegemónicas en varias instituciones y gobiernos.
A partir de los primeros resultados estadísticos fue posible detectar las consecuencias económicas y sociales de este pensamiento. Una de las primeras constataciones de dichas consecuencias son los indicadores de crecimiento económico. Es verdad que en los años ochenta la tasa de crecimiento fue superior a la de los setenta, pero también resultaron inferiores a la de los sesenta cuando las teorías keynesianas también regían la economía.
Otro indicador es la inflación. Es cierto que las tasas de inflación se reducen, lo que es positivo, pero que se consigue mediante unas políticas fiscales y monetarias rígidas, el descenso de los precios de las materias primas en el mercado internacional y el crecimiento del desempleo que ayuda reducir los incrementos de salarios.
Si hay una conquista clara del neoliberalismo es el crecimiento de las tasas de beneficio netos de los empresarios. Navarro(1) muestra que en los setenta las tasas de beneficios netos en la industria fueron negativas -4 por ciento en la OCDE, -6 por ciento en la U.E., -2 por ciento en los EEUU y enormes (-13%) en Japón. En los ochenta hay un cambio muy fuerte. Las tasas pasan a ser positivas en casi todos los casos: 6 por ciento en la OCDE, 8 por ciento en la U.E., 2 por ciento en los EEUU y solo en Japón levemente negativa (-0,8%).
Una propuesta defendida por los neoliberales es que con el aumento de las desigualdades, las clases más adineradas podrían realizar un aumento de los ahorros y como consecuencia mayores inversiones. Pero los datos elaborado por el Deutsch Bundesbank no certifican esta hipótesis (Cuadro 1).
De hecho, el cuadro muestra que con la excepción de Japón, por tener características muy particulares, en todos los países europeos las tasas de ahorro e inversiones fueron superiores que en Estados Unidos y Gran Bretaña, los países que adoptaron con mas fuerza los ideales neoliberales.
Podemos, por consiguiente, afirmar que en los países donde el Estado de bienestar está más desarrollado y las desigualdades sociales son menores la capacidad de ahorro es superior. El propio Banco Mundial en 1991 reconocía que "no existe evidencia de que el ahorro dependa de la desigualdad social o que ésta conduzca a un mayor crecimiento".
Un dato muy interesante es que en los EEUU las tasas de inversión productiva se reducen más que en los países de la Unión Europea, excepto Gran Bretaña. Junto a esta disminución de las inversiones productivas, hubo un descenso en los países de la OCDE de la inversión pública en infraestructura en promedio de un 3,4 por ciento en 1979 para un 2,8 por ciento en 1989.
Otros dos puntos también son importantes: el cambio de las políticas fiscales y la disminución de los gastos sociales. Los impuestos son cada vez más regresivos, principalmente cuando se reducen los topes máximos de pago en todos los países y hay un aumento de los impuestos indirectos. En cuanto a los gastos sociales que el promedio en los países de la OCDE en el período 1970/9 había sido de un 8,2 por ciento descendió a un 1,6 por ciento durante el período de los ochenta.