¿Qué opinas del machismo en el deporte?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los estereotipos sociales tradicionalmente ligados a la feminidad, como la pasividad y la
sumisión, junto a unas diferencias biológicas mal interpretadas siguen limitando la
actividad físico-deportiva de las mujeres. Ellas practican menos deportes y con menos
frecuencia que los hombres, inclinándose además por la natación, el tenis y la gimnasia,
como prácticas que no contradicen el modelo femenino tradicional.
Nuestra cultura occidental ha defendido hasta hace bien poco tiempo que las mujeres
no sólo eran diferentes a los hombres, sino inferiores. Los estereotipos tradicionalmente
ligados a la feminidad (pasividad, sensibilidad, sumisión) y a la masculinidad (actividad,
dureza, agresividad) siguen estando vigentes en cierta medida y han ejercido una
fuerte influencia en el ámbito del deporte. Las diferencias biológicas mal interpretadas,
o intencionadamente interpretadas, han sustentado normas de comportamiento que
han supuesto para las mujeres una importante limitación del conocimiento y uso del
propio cuerpo, así como han limitado su actividad físico-deportiva.
Como señala J. Hargreaves, la hegemonía masculina en el deporte es más resistente al
cambio que cualquier otra área de la cultura. El modelos deportivo dominante sigue
siendo el modelo "instrumental", donde la racionalidad preside el proceso de mejora
continua, bajo el conocido principio de citius, altius, fortius; el cuerpo es un mero
instrumento de consecución de metas, de batir récords, sin tener en consideración sus
emociones, sentimientos, esperanzas, ansiedades y recuerdos.
Así, el deporte es el ámbito social perfecto para escenificar la identidad masculina:
agresión y rivalidad bajo unas determinadas reglas, una violencia admitida dentro del
juego de Klein.
Explicación:
Respuesta:
En el seno del mundo del deporte se ha llevado a cabo, desde hace ya algunas décadas, una polémica bien conocida que se niega a desaparecer: el machismo en el deporte. Normalmente, el problema suele estar relacionado con la mala gestión y financiación de muchos equipos femeninos que, prácticamente en cualquier disciplina, suelen tener una situación mucho más precaria que sus equivalentes masculinos.