que opinas con la privatizacion del agua
Respuestas a la pregunta
Respuesta: Opinión: No a la privatización del agua. El agua es un tema de interés nacional, el rumbo que lleve depende de la movilización activa de la población de todos los sectores y de la claridad de propósitos gubernamentales. ... El agua es un recurso fundamental para la existencia de todas las especies
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¿Un bien o un derecho?
En primer lugar debemos recordar que, si no existen grandes objeciones a la comercialización privada de la mayor parte de bienes y servicios, la dificultad de privatizar el agua consiste en que las Naciones Unidas la han definido como un derecho humano. Así, la mayor parte de las personas entiende que se trata de un bien del que nadie debería estar desprovisto.Haciendo fácil la economía
¿Privatizar el agua? Todo un dilema
Privatizar El Agua
30 marzo, 2019 13:20Actualidad Análisis económicoFederico J. Caballero FerrariLectura: 6 min
El pasado 22 marzo se celebraba en las principales capitales del mundo a instancias de la ONU el Día Mundial del Agua, cuyo objetivo principal era impulsar el acceso al agua para todos los habitantes de nuestro planeta, como uno de los pilares de la Agenda 2030 que abandera la organización mundial.
En el plano económico, no han faltado tampoco los mensajes contra la privatización del agua, en la medida en que las empresas obtienen beneficios de una necesidad vital humana.
No obstante, la realidad de privatizar el agua es bastante más compleja que la mayoría de eslóganes a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación, y se requiere un análisis más profundo para sacar conclusiones fiables sobre el tema. En este artículo analizaremos las ventajas y desventajas de la privatización del agua, repasando también una breve historia tanto de sus éxitos como de sus fracasos.
¿Un bien o un derecho?
En primer lugar debemos recordar que, si no existen grandes objeciones a la comercialización privada de la mayor parte de bienes y servicios, la dificultad de privatizar el agua consiste en que las Naciones Unidas la han definido como un derecho humano. Así, la mayor parte de las personas entiende que se trata de un bien del que nadie debería estar desprovisto.
Este hecho podría ser a priori una objeción a la privatización del agua, pero ¿qué podemos decir de otras necesidades básicas también catalogadas como derechos ciudadanos? ¿No demuestra la experiencia económica que la gestión privada de mercados como el laboral o el inmobiliario han mejorado el acceso al trabajo o a la vivienda, respectivamente? ¿No reconocemos la propiedad privada de algo tan básico como los alimentos, lo cual no excluye que existan iniciativas de caridad o asistencia social para asegurar la alimentación de quienes no pueden pagarla?
El verdadero obstáculo es un nivel de inversión insuficiente en las infraestructuras necesarias para la extracción, purificación y transporte del agua a todos los hogares de un país
La cuestión de la privatización del agua, por tanto, no debería limitarse a una falsa incompatibilidad entre su condición de derecho humano o de bien que pueda negociarse en los mercados. Como ya hemos visto, existen derechos cuyo acceso se gestiona en primer lugar a través de los mercados, y que sólo en casos de extrema necesidad el Estado asegura como proveedor de última instancia.