qué nos limita a cumplir a nuestras responsabilidades familiares?
Respuestas a la pregunta
Toda persona ocupa un lugar importante en el núcleo familiar. Por medio de los profetas, el Señor ha explicado cómo deben comportarse los padres y los hijos, y qué sentimientos deben albergar los unos por los otros. Para cumplir con nuestro propósito como familia tenemos que saber lo que el Señor espera de nosotros como padres, madres e hijos. Si todos cumplimos con la parte que nos corresponde, estaremos unidos por la eternidad.
A los maestros: Al igual que en el capítulo 36, sea sensible a los sentimientos de quienes no cuenten con una situación ideal en casa. Recalque el hecho de que con la guía del Señor y con la ayuda de los miembros de la familia y de la Iglesia, las madres y los padres solos pueden criar a sus hijos con éxito.
En las sagradas responsabilidades que conlleva el ser padres, “el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente” (“La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24). Deben trabajar juntos para satisfacer las necesidades espirituales, emocionales, intelectuales y físicas de la familia.
El esposo y la esposa deben compartir algunas responsabilidades; los padres deben enseñar el Evangelio a sus hijos, pues el Señor ha amonestado que si los padres no les enseñan a sus hijos acerca de la fe, el arrepentimiento, el bautismo y el don del Espíritu Santo, el pecado recaerá sobre la cabeza de los padres. Los padres deben enseñar también a sus hijos a orar y a obedecer los mandamientos del Señor. (Véase D. y C. 68:25, 28).
mutuo y también deben hacerlo con sus hijos, tanto por medio de los hechos como por las palabras. Es importante recordar que cada uno de los miembros de la familia es un hijo de Dios. Los padres deben tratar a sus hijos con amor y respeto, siendo firmes pero bondadosos con ellos.
Los padres deben comprender que algunas veces los hijos toman decisiones equivocadas aun cuando se les haya enseñado la verdad. Cuando esto suceda, los padres no deben darse por vencidos, sino que deben seguir enseñando a sus hijos, expresarles amor, ser un buen ejemplo, y ayunar y orar por ellos.