Historia, pregunta formulada por noebe5112007, hace 9 meses

¿Qué nos hemos propuestos? ¿Por qué se afirma que el texto que vas a escribir va a cumplir una función apelativa? ¿con que intención vas a escribir un afiche o tarjeta? ¿Qué recursos lingüísticos se pueden utilizar para lograr el propósito de persuadir?


sebastian14042009: dame coronita porfis pliiis

Respuestas a la pregunta

Contestado por sebastian14042009
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Respuesta:

Las funciones son las siguientes:

 

• Representativa. Mediante ella se transmite información sobre la realidad. Se centra en la situación, en las circunstancias que rodean el acto comunicativo: El semáforo está en rojo.

 

• Expresiva. Se centra en el emisor, el cual manifiesta su mundo interior: sentimientos, emociones...: No me gusta que los coches circulen tan deprisa. Muchas veces se expresa con interjecciones y frases exclamativas: ¡Oh!, ¡Vaya!, ¡Qué lástima!

 

• Apelativa. Se centra en el receptor. Con ella, el emisor trata de provocar una reacción en el receptor: Óscar, mira antes de cruzar la calle. Se expresa fundamentalmente con el vocativo, que es el término que utilizamos para llamar a alguien (Óscar), y con el imperativo (mira). Cuando nos dirigimos a alguien a quien no conocemos, o al que debemos un especial respeto, utilizamos las fórmulas de cortesía:

 

—No lo abordamos de forma brusca, sino que llamamos su atención de forma educada: Perdone... Por favor...

 

—Suavizamos las formas de la función apelativa utilizando una oración interrogativa: Deme ese libro > ¿Podría darme ese libro?

 

—Cuando no tenemos trato habitual con nuestro interlocutor o existe una relación jerárquica (jefe / empleado), utilizamos el pronombre de cortesía de segunda persona, usted. Aunque pertenece a la segunda persona, el verbo se usa en tercera: Deme usted eso.

Cuando conocemos al interlocutor y tenemos confianza recurrimos al tratamiento familiar y coloquial: Dame eso, Benjamín.

 

También los textos publicitarios pretenden persuadir al receptor para que compre un artículo, acepte una idea política o acuda a una representación. Para ello recurren a la función apelativa, de forma especial en el eslogan (un enunciado breve e impactante, fácil de recordar y que se asocia con el producto):

 

—Se usa el imperativo, que implica cierta autoridad por parte de la empresa del producto sobre su comprador: Viaje con nosotros.

 

—Se utilizan interrogaciones, que «ponen en evidencia» al receptor: ¿Todavía no lo has probado?

 

—Se apela a la sensibilidad del receptor o se le halaga aludiendo a su inteligencia, su buen gusto, etc.: El café de los muy cafeteros.

• Poética. Se centra en el mensaje. En ella, la forma es tan importante como el contenido. Se da en la poesía y en la literatura en general, pero también aparece en la lengua común, por ejemplo en los refranes (Año de nieves, año de bienes) o en muchas expresiones que incluyen metáforas, hipérboles, etc. (Tienes una cabeza de chorlito).

 

• Metalingüística. Se centra en el código. Se usa cuando nos referimos a la lengua o a alguno de sus elementos, explicándolo o preguntando por él. Si digo: Silla es femenino, estoy usando la función metalingüística, pues silla aquí no representa el objeto que sirve para sentarse, sino la palabra silla.

 

• Fática. Se centra en el canal. Se emplea la lengua para:

 

—Iniciar la comunicación: saludos, fórmulas para empezar una carta o un entrar en un chat (Buenas, Estimados señores, Hola, Chicos...).

 

—Comprobar que el canal sigue abierto: muletillas (¿verdad?, ¿me entiendes?); el sí... sí... mientras escuchamos por teléfono.

 

—Cerrar la comunicación: fórmulas de despedida (Hasta la vista, Chao, Que te vaya bien...).

 

El resumen de las funciones que acabamos de ver es este

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