¿Qué metamorfosis cierra “Apuesta”? ¿Por qué se produjo?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El motivo de la apoteosis se inserta en las Metamorfosis de Ovidio como un tipo especial
de transformación, en conformidad con lo que se anuncia en el proemio (in nova fert animus
mutatas dicere formas/ corpora –1, 1-2).1
Si bien en forma abreviada, Ovidio introduce el
motivo en el primer libro de las Metamorfosis con la transformación de la ninfa Ío, a quien
Júpiter había convertido en ternera para preservarla de la ira de Juno, en la diosa egipcia Isis (1,
747). Júpiter es también responsable de la segunda apoteosis: Calisto, una ninfa a quien el dios
había amado y Juno había transformado en osa, es convertida en la Osa Mayor, y su hijo Arcas,
que estaba a punto de matar a esa osa, en el Boyero (2, 505-07). Hacia el final del ciclo tebano
aparece el primer ejemplo desarrollado del motivo de la apoteosis con la apoteosis de Ino y
Melicertes, quienes, por la compasión de Venus y su pedido a Neptuno, son convertidos en las
divinidades marinas Leucótea y Palemón (4, 531-42). Luego hay una alusión a la llegada de
Baco al cielo (4, 614) y una anticipación del catasterismo de Cástor y Pólux (at gemini, nondum
caelestia sidera –8, 372). La importancia del motivo se acentúa a partir del libro 9 con la
apoteosis de Hércules en el contexto de un concilium deorum (9, 239-72), que establecerá un
precedente formal del papel que desempeñarán los dioses en apoteosis posteriores como la de
Eneas, Rómulo y César. Antes de esas apoteosis, Ovidio representa las de divinidades menores
como Acis, que es transformado en dios por su amada Galatea (13, 885-97), y Glauco, a quien
Tetis y Océano convierten en divinidad marina (13, 916-65), y adapta a las Metamorfosis el
relato virgiliano de la conversión de las naves de Eneas en ninfas marinas (14, 527-65). El
motivo llega a su punto culminante en los dos últimos libros. En rigor, la apoteosis de las naves
presagia importantes apoteosis del libro 14, como la de Eneas (595-608), que luego de su
purificación se convierte en la divinidad itálica Indígete, y las de Rómulo (805-28) y Hersilia
(829-51), convertidos respectivamente en Quirino y Hora. En estas apoteosis Venus, Marte y
Juno (para los casos de Eneas, Rómulo y Hersilia respectivamente) tendrán un papel destacado.
En el libro 15, que lleva el motivo a su clímax, se representarán cinco apoteosis: las de HipólitoVirbio, la de César, el presagio de dos apoteosis futuras, la de Augusto y Ovidio, y, como
esperamos demostrar, la de Roma, casi hacia el final del discurso de Pitágoras. Aunque se ha
discutido la inserción en la obra de las apoteosis de César y Augusto, que algunos autores
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