¿Que metales se empezaron a utilizar a partir del 5000 a.c.? ¿que diferentes utilidades se dieron a cada uno de ellos?
Respuestas a la pregunta
Respuestas:
El cobre y el hierro, se utilizaban generalmente como armas y herramientas
Respuesta: el cobre , bronce y hierro
Explicación: Como el cobre podía volver a fundirse muchas veces, este solía convertirse en lingotes, a veces con una forma peculiar (como los del Mediterráneo oriental, que recuerdan al pellejo de un animal), para luego fabricar diversos objetos por fusión y colado en moldes. El cobre es muy maleable y dúctil, podía martillarse en frío o en caliente, con lo que se duplicaba su consistencia y dureza.
El bronce europeo se caracteriza, en un principio, por una gran variedad de culturas, algunas de las cuales comparten denominadores comunes, como la construcción de túmulos funerarios. Sería muy tedioso citarlas todas, pero cabría destacar, en Europa central, los complejos tecnológicos de Unetice, de los Túmulos y de los Campos de Urnas, que, a pesar de sus evidentes diferencias, parecen compartir cierta continuidad cultural
el hierro fue profusamente empleado para herramientas agrícolas y artesanales, aumentando la productividad y el nivel cultural del continente. Los artesanos de la edad del Hierro europea conocían el hierro carburado: las placas de metal se trabajaban al rojo vivo, pero sin licuar, calentándolas entre carbón de leña para que absorbiese el carbono desprendido en la combustión. También desarrollaron el laminado, alternando láminas superpuestas de hierro con más carbono, y que eran más duras, con otras que tenían menos, y eran más maleables, hasta formar un haz que era forjado a unos 200 ℃, cuando el metal adquiría un color amarillo claro. El calentamiento y martilleo continuo iba eliminando las impurezas y mejorando la calidad del metal hasta que acababa por crear una hoja compacta y muy resistente, al estar compuesto de láminas virtualmente soldadas, microscópicas y de cualidades físicas complementarias. Los europeos también supieron adornar ricamente sus joyas metálicas y sus armas, aprendiendo a engarzar empuñaduras de madera, hueso, marfil y, mejor aun, la técnica del nielado, incrustando barnices o finos hilos de plata formando complicadas filigranas.