que medidas tomo rosas despues de la muerte de quiroga
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Nadie ha podido explicarse por qué Quiroga marchó indefenso a la cita con la muerte. Los que lo conocieron dijeron que, además de valiente, era desconfiado y astuto. Nunca rehuía el peligro, pero no era amigo de dar ventajas y mucho menos de regalarse. Sin embargo, marchó hacia Barranca Yaco sin tomar otra precaución que la de su propio coraje. Como diría Sarmiento en su libro, “nunca un crimen se preparó con tanto desenfado”.
Desde que salió de Buenos Aires se sabía que en Córdoba o en Santa Fe lo esperaba una emboscada. El azar, la velocidad de sus desplazamientos o el destino le permitieron llegar a Santiago del Estero desafiando las premoniciones de amigos y enemigos. Pero, si el rumor de la emboscada en el viaje de ida circulaba en voz baja y, si se quiere, de una manera imprecisa, al regreso, la emboscada de Barranca Yaco era pública y notoria. Todos sabían que en ese lugar lo esperaba la partida. Se sabía el número de hombres apostados y el nombre de quien los comandaba: Santos Pérez. Lo sabían los postillones, la escolta y los acompañantes. También lo sabía Facundo Quiroga.
“No ha nacido aún el hombre que se atreva a matar a Facundo”, dicen que dijo, para después agregar que la partida que lo esperaba a un grito suyo se iba a poner bajo sus órdenes y lo iba a escoltar hasta Córdoba. ¿Tanta confianza se tenía? ¿Tan seguro estaba del terror que inspiraba a amigos y enemigos? ¿Tanto subestimaba a sus enemigos? No hay manera de saber qué pasó por su cabeza en esas horas. Los hechos, de todas maneras, son elocuentes. El hombre decidido a matarlo había nacido hacía rato y la partida no se puso a sus órdenes, sino que cumplió las de su verdugo.
Los motivos que llevaron a Quiroga a marchar indefenso hacia la muerte son confusos, pero el desenlace fue simple, sencillo, previsible hasta la obviedad. Ocurrió lo que todos esperaban, lo que esperaba su secretario Santos Ortiz, lo que le habían anunciado los peones de las estancias vecinas, lo que le había dicho en voz baja el encargado de la posta Ojo de Agua. Digamos que pasó lo que tenía que pasar, lo que todos presintieron que iba a pasar, menos Quiroga, claro está
Explicación: