Que medidas ,a nivel país, deberían implementarse para cuidar los recursos hidricos?
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visiones
Medidas para proteger las fuentes de agua de América Latina
Medidas para proteger las fuentes de agua de América Latina
29 de enero de 2018
El intercambio de información y la comunicación clara y transparente entre todos los actores de las cuencas son claves para lograr una gestión eficiente y sostenible del agua.
América Latina y el Caribe cuenta con aproximadamente 1/3 de los recursos hídricos del planeta, aunque la distribución de las precipitaciones es desigual en toda la región, lo que crea algunas zonas muy áridas y otras con abundantes recursos.
Adicionalmente, el 80% de la población de la región vive en zonas urbanas, y el proceso de urbanización continúa, con lo que se espera que la proporción de población urbana supere el 86% en 2050. Los gobiernos de los países de la región han reconocido, desde hace tiempo, la importancia de los servicios de agua potable y saneamiento como un factor vital para la preservación y mejoramiento de la calidad de vida. Si bien desde los años sesenta la región ha avanzado en la expansión del acceso a estos servicios, aún queda mucho por hacer por la sustentabilidad de los sistemas desarrollados.
En la región las fuentes de agua que abastecen a las ciudades más grandes están cubiertas en el 40% de los casos por bosques, 30% por tierras de cultivo, 20% por pastizales y pastizales y 10% por otros usos de la tierra (LACC y TNC, 2015). En gran parte, la cuenca alta colectora de las aguas utilizadas en las ciudades aún de carácter rural, particularmente las ubicadas en los Andes, que cada vez sufren de mayores presiones antrópicas. La presión proviene del cambio del uso del suelo, que frecuentemente pasa de bosques primarios a agricultura, la producción forestal y otras actividades económicas, como es el caso en la región andina de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela y casi toda Centroamérica y México. A esta creciente intervención por parte de los seres humanos, se agregan los efectos de la variabilidad y el cambio climático, que se traducen en eventos extremos de mayor severidad y más frecuentes.
La degradación de las fuentes de agua afecta negativamente el abastecimiento de recurso hídrico, particularmente para la población urbana, reduce la disponibilidad de agua por lo menos en ciertas temporadas, agrava las inundaciones urbanas en otros lugares, deteriora la calidad del agua y por lo tanto aumenta los costos de suministro y tratamiento de agua. Esta situación explica el creciente interés de las autoridades del sector de abastecimiento de agua y saneamiento, los gobiernos locales y las empresas de agua en la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza, conocidas en algunos países como infraestructura verde. Estas acciones están enfocadas en la gestión climática de cuencas hidrográficas, la protección de fuentes de abastecimiento de aguas urbanas, reducción de fuentes de contaminación -como son el uso de herbicidas e insecticidas- de la agricultura intensiva, bacterias y nutrientes de la producción ganadera y sedimentos, efecto de la deforestación.
Los fondos de agua pueden definirse como un mecanismo financiero estable, transparente y a largo plazo que permite que distintos actores aúnen esfuerzos para solucionar una problemática común en torno a la gestión integrada del agua (Coronel & Zavala, 2014). Este mecanismo surgió de la necesidad crear un mecanismo financiero de largo aliento que permita asegurar recursos económicos, al igual que generar fondos para invertir en acciones que promuevan la conservación y garanticen la disponibilidad de agua. En la práctica, constituye una alternativa financiera para gestionar actividades de cuidado y regeneración de fuentes de agua, capacitación y sensibilización, y en algunos casos puede inclusive servir como instrumento de financiamiento para la implementación de planes de gestión integrada de recursos hídricos, entre otros.