Que libro de teoria musical usan en los conservatorios?
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Para la “Teoría de la Música” en sentido académico, como se estudia en muchos conservatorios europeos, el “conservador” y ecléctico tratado de Zamacois está bien como libro de consulta, puesto que contiene montones de detalles y notas explicativas y minuciosas sobre casi todo lo que puede aparecer en una partitura convencional, no vanguardista. Cuenta montones de anécdotas y desarrollos históricos sobre la evolución de la notación musical, sobre esenciales conceptos de acústica básica, especialmente la afinación y los diversos sistemas como el sistema temperado o el sistema de Zarlino, y es un buen “diccionario” de términos y signos musicales.
Para estudiar Armonía, una introducción correcta y razonablemente completa es el tratado homónimo de Walter Piston, solo que requiere saber bastantes cosas previas, haber tenido contacto interpretativo o al menos analítico, con mucha música, si se le quiere extraer todo el potencial que tiene el libro; aun a pesar de ser un principiante, se le puede sacar mucho partido al texto, y complementarlo con otros más sencillos. Lo malo de los tratados clásicos y “escolásticos” de Armonía es que muchos copian el estilo del código de circulación: están llenos de “prohibiciones”, y regañinas y cualquier músico que quiera hacer algo interesante tiene la obligación de “saltárselas”, solo que antes de eso hay que conocerlas, estudiarlas a fondo, naturalmente, y solo infringirlas por alguna buena razón, nunca por esnobismo o delirio de originalidad; la transgresión ha de ser inteligente y talentosa, como la “cometieron” Debussy, Ravel, Stravinsky, Falla, Bártok o casi cualquiera de los grandes compositores innovadores en su momento.
También hay excelentes compositores contemporáneos que siguen y mantienen los cánones académicos…como todos esos maravillosos compositores de música de cine, que se mueven en la estética del Neorromanticismo sin necesidad alguna de violentar el “libro de texto”, lo que no les resta calidad, por supuesto.
El caso más asombroso es el de Bach, que siendo tal vez el mejor compositor no del mundo, sino de la galaxia, apenas rompió con nada, la originalidad no le preocupaba y consiguió lo nunca logrado -antes ni después-, con prácticamente los mismos recursos armónicos y formales de sus contemporáneos y predecesores inmediatos, solo que desarrollados con una genialidad infinitamente superior.
Junto al tratado de Piston, o al también recomendable “Armonía”, de Diether de la Motte, después o al mismo tiempo, debería mirarse, hojearse o estudiarse (elijan el verbo) el excelente tratado de Enric Herrera, “Teoría Musical y Armonía Moderna”, en dos volúmenes, donde se sitúa al lector en las bases del jazz y la música tonal moderna. Su libro “Técnicas de Arreglos para la orquesta moderna” es también espléndido.
De ahí se puede pasar, si se sigue la línea “clásica”, al “Contrapunto”, por ejemplo, del ya mencionado teórico Diether de la Motte.
Desde ese punto en adelante, habría que seguir con la fuga, los fundamentos de la composición, la orquestación…solo que a esos niveles debería ser un buen compositor el que dirija al alumno, para que no pierda tiempo entre la selva bibliográfica existente, y por supuesto, para que se adapte a sus metas y a sus tendencias estéticas