qué le ofreció cada diosa a París para que la elegida como la más hermosa
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Hacia 1639 el cardenal-infante Fernando de Austria, gobernador de los Países Bajos realiza una visita a la Rubenshuis, la casa-taller que el pintor Peter Paul Rubens tenía en Amberes, por petición de su hermano, el rey de Francia Felipe IV.
Este último había encargado una pintura de grandes proporciones sobre el tema mitológico del Juicio de Paris, destinada a adornar uno de los salones del madrileño Palacio del Buen Retiro.
La historia que narra tiene su inicio durante las bodas entre el griego Peleo, rey de los mirmidones, y la nereida Tetis, a la que habían sido invitados tanto los reyes más importantes de la Hélade como los mismísimos dioses.
A todos excepto a Eris, la diosa de la Discordia, pues se temía que estropease la celebración por su difícil carácter. Molesta, porque la habían dejado de lado, se presentó en medio del banquete y lanzó en medio de la sala una manzana de oro donde había escrito:
... "para la más hermosa".
Inmediatamente tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita, iniciándose una fuerte discusión. Eris había logrado su objetivo, vengarse sembrando la discordia entre los invitados. Finalmente Zeus se vio obligado a intervenir nombrando a un juez para que dilucidara quién de las tres diosas era la más hermosa Finalmente recayó la responsabilidad en un hijo del rey de Troya llamado Paris.
Las tres diosas se presentaron desnudas para exaltar su belleza y cada una de ellas quiso sobornar al joven. Hera le ofreció convertirle en un poderoso rey, Atenea le ofreció dotarle de una gran inteligencia, mientras que Afrodita le ofreció el amor de la mujer que más desease, la ganadora fue Venus, y por eso aparece sobre ella otro amorcillo con la corona de la victoria puesto que su oferta de amor era la que más le interesaba, y no las de poder ni inteligencia.
Como diosa de la belleza y del amor, pudo premiar la elección de Paris otorgándole el amor de la más bella mujer del mundo. Ésta era Helena y estaba casada con el rey griego Meneláo; su rapto por Paris motivó según la mitología el comienzo de la Guerra de Troya.
En esta obra se resalta la belleza femenina, idealizada por Rubens. Es un tema mitológico que el pintor ya había tocado en otras ocasiones, mas ésta es la versión por excelencia.
Este cuadro, junto con otros de las Colecciones Reales en los que existían desnudos, estuvo guardado, desde el reinado de Carlos III que los consideraba pecaminosos, en unas salas secretas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De allí vinieron al Museo que creó su nieto Fernando VII en 1819.