Religión, pregunta formulada por cleoojoelgmail, hace 9 meses

Que le ocurre al narrador Guillermo Samperio humo en los ojos

Respuestas a la pregunta

Contestado por vallejoss814
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Respuesta:

HOLA ACA ESTA LA REPUESTA : Guillermo Samperio

Guillermo Samperio

Hoy ha fallecido Guillermo Samperio (1948-2016), una de las voces literarias mexicanas más prestigiosas. Fue un autor muy prolífico (más de cincuenta libros) y versátil: escribió novela, cuento, poesía, ensayo, libros infantiles y juveniles.

En Narrativa Breve le hemos prestado cierta atención, publicando algunos de sus cuentos y reflexiones literarias.

En homenaje, damos uno de sus cuentos cortos, “La señorita Green”, que él mismo compartió en su muro de Facebook.

Descanse en paz.

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La señorita Green, un relato corto de Guillermo Samperio

Esta era una mujer, una mujer verde, verde de pies a cabeza. No siempre fue verde, pero algún día comenzó a serlo. No se crea que siempre fue verde por fuera, pero algún día comenzó a serlo, hasta que algún día fue verde por dentro y verde también por fuera. Tremenda calamidad para una mujer que en un tiempo lejano no fue verde.

Desde ese tiempo lejano hablaremos aquí. La mujer verde vivió en una región donde abundaba la verde flora; pero lo verde de la flora no tuvo relación con lo verde de la mujer. Tenía muchos familiares; en ninguno de ellos había una gota de verde. Su padre, y sobre todo su madre, tenían unos grandes ojos cafés. Ojos cafés que siempre vigilaron a la niña que algún día sería verde por fuera y por dentro verde. Ojos cafés cuando ella iba al baño, ojos cafés en su dormitorio, ojos cafés en la escuela, ojos cafés en el parque y los paseos, y ojos cafés, en especial, cuando la niña hurgaba debajo de sus calzoncitos blancos de organdí. Ojos, ojos, ojos cafés y ojos cafés en cualquier sitio.

Una tarde, mientras imaginaba que unos ojos cafés la perseguían, la niña se cayó del columpio y se raspó la rodilla. Se miró la herida y, entre escasas gotas de sangre, se descubrió lo verde. No podía creerlo; así que, a propósito, se raspó la otra rodilla y de nueva cuenta lo verde. Se talló un cachete y verde. Se llenó de raspones y verde y verde y nada más que verde por dentro. Desde luego que, una vez en su casa, los ojos cafés, verdes de ira, la nalguearon sobre la piel que escondía lo verde.

Más que asustarse, la niña verde entristeció. Y, años después, se puso aún más triste cuando se percató del primer lunar verde sobre uno de sus muslos. El lunar comenzó a crecer hasta que fue un lunar del tamaño de la jovencita. Muchos dermatólogos lucharon contra lo verde y todos fracasaron. Lo verde venía de otro lado. Verde se quedaría y verde se quedó. Verde asistió a la preparatoria, verde a la Universidad, verde iba al cine y a los restoranes, y verde lloraba todas las noches.

Una semana antes de su graduación, se puso a reflexionar: “Los muchachos no me quieren porque temen que les pegue mi verdosidad; además, dicen que nuestros hijos podrían salir de un verde muy sucio, o verdes del todo. Me saludan de lejos y me gritan ‘Adiós, señorita Green’, y me provocan las más tristes verdes lágrimas. Pero desde este día usaré sandalias azul cielo, aunque se enojen los ojos cafés. Y no me importará que me digan señorita Green porque llevaré en los pies un color muy bonito”.

Y así, esa misma noche, la mujer verde empezó a pasear luciendo unas zapatillas azules que les recordaban el mar y las tardes de cielo limpio a quienes las miraban. Aunque dijo “un color muy bonito” un tanto cursi y verdemente, sin imaginar lo que implicaba calzarse unas sandalias azules, la suerte le cambió. Cuando la mujer verde pasaba por los callejones más aburridos, la gente pensaba en peces extraños y en sirenas atractivas; una inesperada imaginación desamodorraba las casas.

—Gracias mujer Verde— le gritaban a su paso.

Si la mujer verde salía a dar la vuelta en la madrugada, aquellos que padecían insomnio llenaban sus cabezas con aleteos alegres y cantos de aves y vuelos en cielos donde la calma reposaba en el horizonte; luego, dormían soñando que una mujer azul les acariciaba el pelo.

Contestado por leyestomy
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Respuesta:

básicamente lo que podemos deducir en esta pregunta... en este enigma es lo siguiente

Explicación:

la redacción de un nene de 2 años y tres meses de edad que claramente aún no sabe escribir... por lo tanto no podré responder a su pregunta... a su enigma, entonces lo que podemos hacer es ignóralo... porque claramente todavía ni se sabe lavar el ojete. ATT. EL BANANAS. :V

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