¿Qué le falta a Chile para ser un mejor país?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Antes que te sigas sorprendiendo con la mayoría de los resultados que hasta aquí has visto sobre Chile, cabe recordar que todas las mediciones no dicen que nuestro país está en un nivel óptimo y con la pega lista, sino que, por el contrario, reconocen lo bueno sin desconocer qué falta por hacer.
En este sentido, las recomendaciones tienen un punto en común: la desigualdad. Acerca de este ámbito, el PNUD junto con elaborar el Índice de Desarrollo Humano (IDH), en el que Chile está Nº 38, realiza el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la desigualdad. Acá nuestros indicadores sufren una baja rotunda que representa 12 puestos, uno de los mayores descensos entre los países con un IDH alto y sólo antecedido por Corea del Sur que cae 18 lugares.
Por su parte, la OCDE presentó en febrero pasado el “Estudio Económico para Chile 2018”, un informe en el que plantea que la desigualdad es uno de los cuatro principales desafíos de nuestro país. Como referencia, la diferencia de ingresos entre los sectores acomodados respecto a los vulnerables, está un 65% por sobre la media.
Los otros tres retos para nuestro país son la necesidad de empujar la productividad, porque sólo representa la mitad del promedio de los países miembros; elevar las competencias de la población, como de lectura y escritura, por ejemplo; y diversificar las exportaciones, ya que el 97% de nuestra economía depende de las materias primas.
¡Miremos el vaso medio lleno, señores!
Si bien el panorama económico y social de nuestro país parece ser mejor evaluado respecto a cómo lo percibimos, hay avances que vale la pena mencionar, porque se encaminan a corregir los puntos débiles detectados por los organismos internacionales.
Uno de ellos es la “Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento 2014-2018”, diseñada e implementada por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. Esta es una hoja de ruta en la que se busca aumentar la productividad, diversificar y sofisticar la economía, y fortalecer la institucionalidad.
Para ello, se identificaron siete sectores productivos que, mediante el desarrollo de nuevos programas, son capaces de diversificar y sofisticar la economía. Estos son: acuicultura, alimentos saludables, construcción sustentable, energía solar, industrias inteligentes, minería y turismo.
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También comprendieron la creación de iniciativas para aumentar la productividad de las empresas de menor tamaño. En este sentido, destacan el Programa Almacenes de Chile y Barrios Comerciales, los que les dieron a los comerciantes la posibilidad de acceder a cursos gratuitos para mejorar sus capacidades empresariales.
Otros esfuerzos tienen relación con los anuncios realizados por el Presidente Sebastián Piñera en la Cuenta Pública, realizada el pasado 1 de junio. Entre los informes para economía, el foco estuvo en la reactivación económica a través del desarrollo de la Agenda de Reimpulso Productivo, la creación de la Oficina de Competitividad, Inversión y Productividad, y una modernización al sistema tributario.
En salud, destacan la reforma al sistema de isapres, la modernización de FONASA, y la implementación del AUGE Mayor. Por último, en educación, están el reemplazo del CAE por un Sistema Único de Créditos Solidarios con una tasa de 2% anual y el acceso gratuito a la educación temprana.
Si bien esfuerzos de este tipo no serán de un día para otro, es significativo que los déficits detectados por los organismos mencionados y que son latentes para los ciudadanos, estén siendo abordados. De esta manera, nuestro país puede manifestar su compromiso con los estándares fijados por las instituciones a las que pertenece y marca una pauta de acción para los vecinos de la región. No obstante, hay que tener en cuenta que la materialización de estos cambios no asegura que todos los habitantes resulten beneficiados (lo que sería ideal, por supuesto), pero sí partir por permitir que ciertos segmentos que hasta ahora están postergados, tengan la posibilidad de tener una mejor calidad de vida, ya sea en términos económicos, educacionales o sociales.