¿Qué importancia tuvo el mar en el desarrollo de la civilización Fenicia?
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Respuesta:
En el mundo antiguo, el mar y la navegación iban a convertirse en elementos centrales para el progreso y la supervivencia de las culturas mediterráneas, a las que su natural vocación marítima les venía impuesta por desarrollarse en territorios especialmente agrestes y escasos para su desarrollo. Este sería el caso principal de griegos y fenicios que se iban a lanzar al mar en busca de nuevos territorios que les proporcionaran nuevas materias primas, metales preciosos y tierras cultivables. El comercio fluvial o marítimo se iba a convertir en el medio ideal para el establecimiento de contactos, tanto pacíficos como violentos, con otras comunidades o culturas. Debido principalmente a que el barco tenía más capacidad de carga que un carro y se desplazaba con mucha mayor rapidez, por lo que se reducían los costes y aumentaban las ganancias derivadas de ese contacto.
Esto provocaba que muchas ciudades de tipo urbano se desarrollaran en torno a la costa o en las orillas de los ríos, y entre las que jugaba también un papel muy importante las ferias. Éstas tenían un carácter socio-religioso que servían para establecer relaciones comerciales e intercambiar productos de sitios lejanos por otros; así, poco a poco, se iría introduciendo la moneda como elemento aceptado de intercambio por ambas partes. Los contactos eran mucho más habituales de los que pensamos, de ahí a la existencia, por ejemplo, de productos egipcios en Ibiza. Esto no significaba que los propios egipcios hubieran llegado hasta allí, sino que los fenicios las adquirían en Egipto y luego las intercambiaban o vendían allí como objetos de lujo por parte de las elites locales que las obtenían como bienes de prestigio desconociendo en muchos casos su significado original.
Toda esta labor de descubrimiento de nuevos lugares y el establecimiento de contactos comerciales iba a realizarse a partir de barcos que navegaban a vela y que resultaban pesados y difíciles de manejar por la inexistencia de un timón central capaz de maniobrar con facilidad. Además, por seguridad la navegación que se practicaba era de cabotaje, siempre cercana a la costa, ya que la navegación en altura (en alta mar) conllevaba muchos más riesgos. El Mediterráneo, a pesar de ser un mar navegable, era un peligroso por lo que los navíos solían navegar entre comienzos de la primavera hasta octubre y nunca en invierno, debido a que el riesgo de hundimiento a causa de los temporales crecía exponencialmente[1].
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