que hizo la literatura hispanoamericana?
Respuestas a la pregunta
En el siglo XX algunos escritores comenzaron a forjar la nueva literatura latinoamericana, que daría lugar al llamado boom latinoamericano:[9]
Cuba: Alejo Carpentier
Guatemala: Miguel Ángel Asturias
Argentina: Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato
México: Juan Rulfo y Juan José Arreola
Uruguay: Juan Carlos Onetti
Boom latinoamericano Editar
Se conoce como boom latinoamericano la explosión súbita de la actividad literaria que ocurrió entre los escritores latinoamericanos en los sesenta.[10] Es mejor conocido por impulsar el reconocimiento del género del realismo mágico.
Origen Editar
Surge entre 1960-1970 con novelas como Rayuela, de Julio Cortázar, La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Aunque la periodización es difícil de precisar, algunos autores coinciden en que la concesión del premio Biblioteca Breve de 1962 a La ciudad y los perros significó la consolidación del fenómeno. Sin embargo, otros descalifican esta noción por el cruce que significa en la renovación del género de ficción en el modernismo latinoamericano. El crítico literario Donald Shaw concluye que los años sesenta fueron indiscutiblemente la década central de la aparición del boom; sin embargo, insinuar que el fenómeno inicia en esa época resulta no solo innecesariamente restrictivo, sino que excluye obras literarias que encajan indudablemente (por definición) con las características narrativas e ignora el punto de cambio de ficción Española-americana moderna.[11]
Contexto histórico Editar
El fenómeno literario surge de la exploración de nuevas áreas de la realidad social. Los escritores del boom lograron conjuntar lo mejor de dos tradiciones distintas, mejorando su capacidad de adaptación. La combinación de los escritores logró que la literatura de América Latina, de ser una minoría, se convirtiese en una variedad poderosa capaz, no solo de multiplicarse con éxito, sino de influir decisivamente en otras literaturas.[11][12
La tendencia a reemplazar al narrador omnisciente en tercera persona por narradores múltiples o ambiguos
La tendencia a subvertir el tiempo cronológico lineal
Un mayor empleo de elementos simbólicos
La tendencia a abandonar los escenarios realistas de la novela tradicional, reemplazándolos con espacios imaginarios
La tendencia a subordinar la observación a la fantasía creadora y a la mitificación de la realidad
Más tarde, en 1991, agrega más características de la llamada nueva narrativa hispanoamericana:
La sustitución del principio causa-efecto por la narración fragmentaria y de la secuencia de la simultaneidad (non-sequitur, multiperspectivismo, diferenciación tipográfica, trama acronológica)
La desintegración del personaje y su frecuente reducción paródica al status de un antihéroe o ser marginal
La coexistencia ambigua y conflictiva del orden real con el sobrenatural (imaginación, fantasía, magia, mito)
La activación del lector
El texto concebido como laberinto, rompecabezas, misterio.
La inclusión de meditaciones metaliterarias en el corpus narrativo.
La interpretación del lenguaje como refracción arbitraria de la realidad y el ejercicio de la libertad lingüística por medio de la experimentación formal (neologismos, yuxtaposición del lenguaje coloquial y culto, anacronismos, juegos de palabras, sintaxis barroca, etcétera)
El empleo de ideas inspiradas en el pensamiento moderno (psicoanálisis, existencialismo
Los elementos anteriores están asentados en la idea asumida de que los propios autores se cuestionaban la realidad y la verdadera tarea del escritor. Dentro de las características listadas anteriormente, Shaw destaca la importancia de tres elementos:[11]
El cambio de actitud hacia la realidad: Manifestadas en las primeras aserciones básicas de Jorge Luis Borges “No sabemos qué cosa es el universo”[14] y “Los hombres gozan de poca información sobre los móviles profundos de su conducta”[14], “No entendemos el mundo; no entendemos de nosotros mismos”[14], donde yace el verdadero legado y/o contribución del argentino hacia el fenómeno, el cual destaca que si no entendemos espacio y tiempo. Si la realidad es inasible, entonces la imaginación creativa puede ser usada libremente. Lo real no puede utilizarse para monitorear la verosimilitud de la ficción, las relaciones de causa-efecto no pueden ser involucradas y la cronología no es arreglada.
La desintegración de la personalidad humana como el factor causante del cambio en el escritor de ficción contemporánea, según Carlos Fuentes, derivada de la idea de la imposibilidad de conocer la totalidad del ser