¿Qué hemos logrado y qué nos queda por alcanzar en nuestro país con relación a las directrices de las Naciones Unidas para la protección de consumidoras/es?
Respuestas a la pregunta
Respuesta: Las relaciones de consumo son los motores del mercado. A diario los consumidores realizan millones de transacciones –adquieren productos o utilizan servicios– cuyos resultados incluyen no sólo a las partes involucradas, sino que generan impacto directo en la economía, influyendo de esta manera al conjunto de la sociedad.
En una economía de mercado la libre circulación de bienes y servicios debe estar enmarcada en reglas de juego claras y transparentes, conocidas por todos y que se respeten; éstas deben ser las bases para conseguir una de las metas más preciadas para su normal funcionamiento, que es la confianza.
Sin confianza los mercados no funcionan; los millones de transacciones diarias se basan en que el consumidor confía que el proveedor le entregará un bien o le brindará un servicio de acuerdo a lo que han pactado previamente, que ese bien o servicio tiene las características y funcionalidades que le han publicitado o explicado, y que en caso de surgir un problema allí estará el proveedor para solucionarlo. Este juego dialéctico entre consumidor y proveedor es lo que hace también que los proveedores se esmeren por generar confianza hacia su producto o su servicio, es decir a su marca.
Las reglas de juego pueden tener distinta naturaleza. Por un lado, están las legales y regulatorias que permiten fijar el marco jurídico dentro del cual se desarrollará la relación de consumo; por el otro, pueden existir acuerdos, iniciativas, declaraciones unilaterales o consensuadas que propongan reglas de juego por encima de los marcos jurídicos: es lo que en forma genérica se
conoce como autorregulación.
Explicación: coronita plis