que hecho narra la parabola y cual la realidad comparada? El buen samaritano
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Presenta el tono que caracteriza a las llamadas parábolas de la misericordia propias del Evangelio de Lucas.[3] La parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la piedad y la santidad. Enseña también que cumplir el espíritu de la ley, el amor, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley. En esta parábola, Jesús amplía la definición de prójimo. La elección de la figura de un samaritano, considerado un herético para los sectores más ortodoxos de la religión hebrea, sirve para redefinir el concepto de prójimo que se manejaba entonces. Jesús, mediante esta parábola muestra que la fe debe manifestarse a través de las obras, revolucionando el concepto de fe en la vida religiosa judía, entre los cuales resaltaban grupos como el de los fariseos a quienes Jesús llama «hipócritas» en varias ocasiones por su excesivo apego a la letra de la ley y su olvido por cumplir el espíritu de la ley. El contraste establecido entre los prominentes líderes religiosos inmisericordes y el samaritano misericordioso, es un recordatorio a los maestros de la ley (como es el caso del interlocutor de Jesús) de que estaban olvidando el principio de la verdadera religión. Jesús emplea un personaje despreciado por ellos para mostrarles su error.
La narración comienza cuando un doctor de la ley le preguntó a Jesús con ánimo de ponerlo a prueba qué debía hacer para obtener la vida eterna. Jesús, en respuesta, le preguntó al doctor qué está escrito en la ley de Moisés. El legista respondió con dos citas de la Biblia: «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Deuteronomio 6, 5) y la ley paralela «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico 19, 18). Jesús le dijo que había respondido correctamente y lo invitó a comportarse en consecuencia. En ese punto, el doctor de la ley formuló otra pregunta a Jesús para justificar su interpelación previa, la que dio lugar a la enunciación de la parábola.