Historia, pregunta formulada por vanesamujica21, hace 1 mes

¿Qué hacían los sacerdotes con los impuestos que pagaban los campesinos?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por Carolinaguz004
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Explicación:

MARTIN VIANA, José León

Se publica con este número un trabajo sobre los diezmos en la Castilla del siglo XVIII representada por el Antiguo Partido de Portillo, y que se compone de dos partes: la primera tratará el diezmo como tributo; la segunda, cono costumbre. El lector apreciará sin duda en ambas, un drástico giro estilístico: en la primera un cierto rigor; en la segunda un cierto desenfado. Y aunque en la forma aparezcan dispares, en el fondo se complementan ya que el rigor ofrece vigor a la costumbre mientras que esta presta a aquél el necesario frescor para evitar el exceso de aridez con lo que, así lo esperamos, habremos conseguido nuestra esencial intención: la armónica conjugación de lo objetivo con lo subjetivo; o, dicho sea en otros términos, el ofrecimiento al lector de Folklore de un atractivo conocimiento de lo que era el diezmo.

Sin embargo, ni por la riqueza del tema, ni por la necesaria limitación del mismo en esta ocasión debe suponerse que esta colaboración pueda, no sólo agotar sino ni siquiera esbozar adecuadamente el diezmo en todas sus facetas tanto históricas como jurídicas, eclesiásticas o socioeconómicas, aunque se tratará de hacer algunos apuntes, que ojalá logren la mínima cohesión y sencillez para la consecución de lo que se pretende.

EL DIEZMO COMO TRIBUTO

La palabra "diezmo" proviene de la latina decimus (de decem, diez) y significaba un impuesto o tributo que ofrecía dos aspectos bien diferenciados: uno civil y otro eclesiástico.

En el civil, era el derecho que tenía el rey a percibir el 1O% del valor de todos los artículos que eran objeto de mercadería traficada y que, si arribaban a puerto, se llamaban diezmos de la mar; o diezmos de puerto seco si entraban por tierra, allí donde no estuviera establecido el almojarifazgo, tributo que se pagaba por las mercaderías que salían del reino, por las que entraban en él, o por las que iban en tránsito de un reino a otro de España.

En el eclesiástico, el diezmo consistía en un tributo que había que entregar a la Iglesia y que solía ser la décima parte de la producción, tanto agrícola como ganadera. Y decimos que solía ser porque, a veces, el diezmo no era matemáticamente lo que gramaticalmente significaba: la décima parte, ya que cuando no era el diezmo era superior a él, aunque esto ocurriera en raras ocasiones. En todo caso el tributo, carga, impuesto, contribución o como quiera llamarse, se conocía con el nombre de diezmo y con el de diezmero o dezmero al que diezmaba: al contribuyente.

Ahora bien: ¿cuáles fueron los orígenes del impuesto general...? Sus raíces se hunden en la noche de los tiempos. De un modo u otro, los pueblos primitivos de las selvas amazónicas, por ejemplo, nos lo demuestran.

Hay que decir que el diezmo no era el único tributo que el agricultor tenía que aportar y soportar. En efecto, se pueden citar, por vía de ejemplo, de los que algunos ya figuraban en la Baja Edad Media:

Fonsadera. -Servicio personal que antiguamente se hacía para la guerra y que consistía en abrir fosos, de donde le venía el nombre, en derredor de castillos y fortalezas. Hoy se conocería como trincheras.

Martiniga. -También conocido como martiniega, era un tributo que se pagaba el día de San Martín.

Marzadga. -Tributación que se hacía efectiva en el mes de marzo.

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