que haces cuando tienes verguenza
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cómo superar la vergüenza
Acostúmbrate a exponer tus imperfecciones. Es imposible mantener una imagen perfecta o hacer que los demás nos idealicen constantemente. ...
Márcate objetivos y oblígate. ...
Rodéate de personas deshinibidas. ...
Trabaja tu autoestima. ...
Distánciate
Explicación:
Respuesta:
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Explicación:
Cómo superar la vergüenza
Los pasos a seguir a continuación deben ser adaptados a las circunstancias particulares en las que vives pero, además, no es suficiente con leer y tener en mente estas ideas. Hay que combinar el cambio de creencias con el cambio de acciones, dado que si solo nos quedamos con lo primero, probablemente no se producirá ningún cambio.
1. Acostúmbrate a exponer tus imperfecciones
Es imposible mantener una imagen perfecta o hacer que los demás nos idealicen constantemente. Todo el mundo comete pequeños errores, cae en malinterpretaciones, y se expone a situaciones incómodas. La tensión que genera intentar mantener esa ilusión puede generar un sentido del ridículo muy elevado y un gran miedo a sentir vergüenza.
Así pues, hay que aprender a adueñarse de las propias imperfecciones y mostrarlas a los demás sin miedo. De esta manera se da la paradoja de que se les resta importancia reconociendo su existencia.
2. Márcate objetivos y oblígate
Si te detienes mucho pensando en si debes o no hacer aquello que te genera nervios por la posibilidad de hacer el ridículo, crearás automáticamente excusas que te permitirán tirar la toalla y rendirte a la mínima oportunidad, aunque no sea razonable cambiar de opinión de esa manera.
Así pues, adopta compromisos contigo mismo y, si puede ser, con los demás. En estos casos, ponerse límites ayuda a expandir los márgenes de la propia libertad, ya que facilita dar el paso y hacer algo que suponía un desafío y que, una vez realizado, ya no nos costará tanto volver a repetir.
3. Rodéate de personas deshinibidas
El contexto social importa mucho. Por ejemplo, cualquiera que haya pasado por una clase de actuación sabe que los primeros días, el hecho de ver a los demás perdiendo la vergüenza hace que uno mismo se suelte mucho más en cuestión de minutos, llegando a hacer cosas que nunca antes había hecho.
Este mismo principio puede ser aplicado a los pequeños hábitos del día a día, fuera de la profesión de los actores. Si nos acostumbramos a estar rodeados por personas que no se obsesionan con la imagen pública que dan y se expresan de manera espontánea, tenderemos a imitar esos patrones de comportamiento y de pensamiento, a pesar de que nuestra personalidad siga ejerciendo su influencia en nosotros.