Qué grupos sociales en los países colonizados fueron los más perjudicados y cuáles los más beneficiados.
En la guerra del opio
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El embajador británico lord Macartney topaba con la negativa china de abrirse a las potencias occidentales. Qianlong, quinto emperador de la dinastía manchú de los Qing, rechazó las peticiones de apertura comercial y religiosa que le presentó el lord. El hermetismo de las instancias gubernamentales chinas, acostumbradas a mirar por encima del hombro a cualquier otro país, colmó la paciencia de un Imperio británico que pronto se decantaría por medidas menos diplomáticas para salvar la resistencia comercial del gigante asiático.
Crisis interna
La China de finales del siglo XVIII parecía tan poderosa y avanzada como los estados más punteros de Europa, pero era un gigante con pies de barro. El crecimiento demográfico, las subidas de impuestos, una serie de malas cosechas y los repetidos períodos de hambruna generaron un profundo malestar social que derivó en numerosas rebeliones populares.
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El puerto de Cantón estaba abierto al comercio con los europeos. TERCEROS
Además, practicaba una política que la aislaba de influencias externas. Pese a ello, las relaciones comerciales existían: el gobierno no estaba dispuesto a renunciar a la plata que los europeos dejaban en sus arcas. A través del puerto de Cantón, en el sur del país, China exportaba té, algodón, seda y porcelana. En cambio, la escasa demanda interna, los elevados aranceles y la política de puertas cerradas reducían a la mínima expresión el número de importaciones.
La popularización del consumo de opio comportaba serios problemas para China.
Gran Bretaña era el principal socio comercial de los mercaderes hong, encargados de despachar con los comerciantes extranjeros ante la negativa gubernamental de tener trato directo con los que llamaban bárbaros. La Compañía de las Indias Orientales fundada por los británicos inició de inmediato negocios con China, al representar la salida más natural para las mercancías indias. Sin embargo, las desavenencias entre las dos potencias surgieron desde el primer día.
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El contrabando y el consumo de opio se expandieron con rapidez por China. Foto: Vía Wikimedia Commons. TERCEROS
Tensiones
Los ingleses querían acceder al mercado chino para equilibrar su balanza comercial. Pero la diplomacia no parecía resultar efectiva. Tras los fracasos de James Flint en 1759 y de Macartney en agosto de 1793, un tercer intento encabezado por lord Amherst encontraría el mismo destino en 1815. Los comerciantes británicos presionaron al gobierno de su país para que forzara a los chinos a abrirse a los productos de Gran Bretaña.
Para lograrlo, recurrieron al tráfico de opio. La adormidera, planta de la que se extrae el opio, se cultivaba en distintas zonas de India y se procesaba en factorías de la Compañía de las Indias Orientales. El opio era adquirido por comerciantes británicos que operaban en Cantón. Una vez en la ciudad, los mercaderes hong, que sacaban su propia tajada del negocio, lo distribuían al interior del país a través de una decena de puertos.
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Lin Zexu fue el encargado de erradicar el opio de la provincia de Guangdong. TERCEROS
En China la droga era conocida por sus bondades medicinales, pero ninguna autoridad había previsto los devastadores efectos que podía provocar su adicción. Su contrabando y consumo se expandieron por todo el territorio con rapidez.
Lin Zexu ordenó confiscar y destruir más de 20.000 cajas de opio valoradas en cinco millones de libras.
La popularización del consumo de opio comportaba serios problemas tanto por el elevado número de adictos como por el déficit comercial frente a Inglaterra. Ante esta situación, el imperio asiático optó por soluciones domésticas, sin importarle la reacción del mundo exterior. Un error de cálculo que acabaría costándole caro.
Estalla el conflicto
La primera decisión de las autoridades manchúes fue expulsar de Cantón a los traficantes de opio. Entre las clases dirigentes chinas había dos posturas. Mientras unos defendían la prohibición absoluta y la represión del tráfico del opio, otros se decantaban por su legalización con el fin de evitar males mayores. La aparición de Lin Zexu, gobernador de Hubei y Hunan, sería clave para decantar la balanza.
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A pesar de la resistencia china, las tropas británicas eran muy superiores. TERCEROS
A finales de 1838, Lin era nombrado comisario imperial con la misión de erradicar el tráfico de opio de la provincia de Guangdong, en la que Cantón se hallaba circunscrita. El comisionado chino exigió a los traficantes y a la colonia extranjera la entrega de todas las existencias de opio. Por supuesto, los británicos se negaron y la respuesta de Lin Zexu no se hizo esperar. Rodeó el barrio europeo prohibiendo toda comunicación con los barcos anclados en la bahía. Los europeos tuvieron que ceder y ver cómo se destruían más de 20.000 cajas de opio valoradas en cinco millones de libras. Pero el episodio acabaría por prender definitivamente la mecha del conflicto.
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