¿Qué función cumple la grelina y cuál es su relación con el sueño y la obesidad?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La Grelina es una hormona gástrica que regula el apetito y la homeostasis nutricional. Los niveles circulantes de esta hormona aumentan durante el ayuno e inducen hambre. Además, la grelina modula procesos fisiológicos aparentemente tan dispares como la secreción de insulina o la memoria. Con todo, su papel en la regulación del apetito y el peso convierte a esta hormona en una interesante diana terapéutica para el tratamiento de la obesidad y las enfermedades relacionadas.
El hambre es un mecanismo de supervivencia y su importancia se refleja en los elegantes y elaborados sistemas neuroendocrinos que regulan el apetito en organismos homeotermos, como los humanos.
En este contexto el cerebro funciona como un ordenador: utiliza información sensorial, nutricional, hormonal y metabólica de dentro y fuera del cuerpo para modular de manera consecuente la ingesta de alimentos, el gasto energético o la actividad física (1). El objetivo es mantener un balance energético neutro (ingesta de calorías igual a gasto) y, como consecuencia, un peso estable.
Más concretamente, el hipotálamo es una parte del cerebro crucial e indispensable en la regulación del apetito (2). Entre otras razones, porque las neuronas del hipotálamo se localizan alrededor de una zona del cerebro que no está protegida por la barrera hematoencefálica y, por lo tanto, permite el paso de nutrientes (como la glucosa o los ácidos grasos) y hormonas (como la insulina o la leptina) que informan a estas neuronas sobre el estado energético del organismo.
Explicación:
Un sello distintivo que caracteriza a las sociedades
actuales es la reducción de tiempo que dedican dormir
los niños y adultos. Esta tendencia de menor duración
del sueño se ha desarrollado paralelamente con el aumento dramático de la obesidad a nivel mundial. México
presenta las mayores prevalencias de obesidad en todos
sus grupos de edad. Estudios epidemiológicos y de laboratorio llevados a cabo en países desarrollados señalan que la pérdida crónica del sueño puede aumentar el
riesgo de desarrollar obesidad. La falta de un sueño de
buena calidad parece tener un impacto en los impulsores
fisiológicos del equilibrio energético: el apetito, el hambre y el gasto energético. El presente trabajo tiene como
objetivo a la luz de los conocimientos actuales, revisar
en forma resumida los mecanismos involucrados en la
regulación del sueño y su relación con el desarrollo de la
obesidad, con la intención de que esta función tan relevante de la vida de las personas, se comprenda mejor y
permita proponer intervenciones para crear entornos favorables que ayuden a reducir el riesgo de padecer obesidad.