¿Qué estrategias me ayudan a afrontar la frustración?
A partir de la historia de Gladys sabemos lo importante que es aprender a procesar situaciones frustrantes
para no dejarse vencer por estas y así lograr las metas que nos hemos trazado. Por ello, te sugerimos
algunas pautas que podrían ayudarte a mejorar tu tolerancia a la frustración.
Reconoce que estás viviendo un sentimiento de frustración. Lo primero que necesitamos para
superar la frustración es darnos cuenta de que estamos pasando por una situación frustrante. Esto es
importante porque permite a nuestra conciencia predisponerse para tomar decisiones frente a ello.
Asume la frustración como un sentimiento normal. Una forma positiva de asumir la frustración es
entenderla como retrocesos y recaídas en el camino para llegar a nuestra meta. Las personas poco
tolerantes a la frustración creen que en un proceso todo tiene que salir bien.
Cuestiona las creencias negativas. Las creencias negativas son pensamientos que aparecen sin que
nosotros queramos, que nos hacen sentir mal, tristes y enfadados. Apúntalas en un papel. Identifica
tus “debería”, “siempre”, “nunca”, “no puedo”, “no soporto”, “es intolerable”…
Anota también cómo te hacen sentir esos pensamientos y cuestiona su utilidad. Por último, busca
alternativas más plausibles y que te hagan sentir mejor. Analiza por qué no has alcanzado tus metas.
Cuando no hayas obtenido los resultados que esperabas en alguna situación, analiza tus acciones.
Identifica lo que has hecho bien y lo que has podido hacer mal.
Busca alternativas que te permitan alcanzar tus metas. Prueba a buscar cinco estrategias diferentes
para conseguir aquello que quieres. Ten en cuenta que la solución ideal no existe.
1. ¿Cuál de las estrategias propuestas
consideras que te ayudaría en una
situación de frustración? ¿Por qué?
2. ¿Qué estrategias diferentes podrías
proponer para afrontar
positivamente una situación de
frustración? ¿Por qué crees que
darían buenos resultados?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1.- Acepta que luchar por algo no tiene una relación directa con conseguirlo. A veces el premio no es llegar o ganar, sino lo que aprendes durante el camino.
2.- No sobrevalores lo que sientes cuando no consigues lo que deseas, es normal sentirte mal. Pasa de tu emoción; dite algo como “es normal sentirme así, y sé que es pasajero”.
3.- No te quedes en el mundo del victimismo. Deja de hablar de lo mal que te sientes, de lo injusto que es el mundo que no te premia después del esfuerzo.
Cambia tu discurso; es de débiles y te aporta poco.
4.-Busca soluciones. Haz preguntas como “¿por qué no lo logré?”, “¿qué puedo hacer de forma diferente?”. Repetir lo mismo implica obtener lo mismo, ¡no lo olvides!
Planificar de otra forma o buscar un plan alternativo puede ser la solución.
5.- Si se debió a falta de tiempo, preparación o dedicación, repite e insiste. A veces los objetivos requieren más esfuerzo del que pensábamos en un principio.
Podemos no ser conscientes de su nivel de dificultad hasta que nos enfrentamos a ellos. Nuestra mente, aderezada con nuestra ilusión y nuestro entusiasmo, puede distorsionar la realidad.
Así que tu capacidad de persistencia es la que te demostrará hasta qué punto deseas lo que te has propuesto.
6.- No permitas que nadie te diga si vas o no a conseguir tus propósitos. Que alguien te diga que no lo conseguirás, que es muy difícil, que como tú hay miles, que pierdes el tiempo… no significa que se cumpla.
Así que no des valor a las palabras de personas que viven la frustración como algo permanente en sus vidas, que no se arriesgan y han decidido vivir en su zona de confort.
Si lo permites, condicionará tu manera de ver tu progreso y actuar.
7.- Para cada contratiempo busca una solución. Que tardes más de lo que te hubiera gustado no significa que no vayas a llegar. Responsabilízate de tus acciones.
Echar balones fuera te calma o justifica momentáneamente pero no te ayuda; al contrario. Y lo sabes.
8.- Ten presente a esa persona que ha conseguido lo que tú te propones y piensa qué hubiera hecho ella.
Si alguien al que quieres estuviera en tu lugar, ¿qué le dirías?, ¿que lo dejara? No: tú le ayudarías, le motivarías, le harías ver lo que ha conseguido y evitarías que abandonara.
Pues trátate a ti por lo menos igual de bien que lo harías con ese alguien.
9.- Crea tu ruta de cómo vas a hacer para conseguir tu reto. Y, en esa ruta, anota posibles problemas que puedas tener y lo que harás para prevenirlos o solucionarlos.
De este modo te adelantas y evitas sorpresas viviéndolas como fracasos. No olvides que el llamado “fracaso” te acerca a tu éxito. Es tu chivato: te dice qué no debes hacer más. ¡Agradéceselo y hazle caso!
Explicación:
Las estrategias para manejar la frustración pueden ser varias dependiendo de la personas; sin embargo la más elemental y básica es poder respirar y canalizar la situación adversa aunque se nos solicite actuar con precipitación y de manera arriesgada.
Estrategia para la frustración
Cuando estemos en una situación difícil lo mejor que podemos hacer es:
- Respirar profundo y en el proceso reflexionar sobre las acciones de los demás y cómo generar una respuesta asertiva que promuevan la calma en el ambiente.
- Una vez tranquilo mejorar el estado de ánimo de los demás para que puedan pensar con racionalidad.
Aceptar la frustración es la mejor opción
Cuando aceptamos nuestras emociones y las asimilamos, logramos canalizar y actuar con calma obteniendo como consecuencia una situación favorable y llena de aprendizaje.
Para mayor información sobre la frustración aquí: https://brainly.lat/tarea/2853921
#SPJ2