¿Qué Escuelas de pensamientos fusionaría y cómo lo haría?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La intención primordial de las reflexiones que se presentan a continuación tiene
como única pretensión contribuir al debate sobre las escuelas de pensamiento
que se ha venido promoviendo en la Universidad de La Salle desde hace casi
un año, como un ejercicio académico-pedagógico inherente a su naturaleza y
como estrategia institucional para “ir creando progresivamente una tradición
universitaria de escuela científica en cada una de las Unidades Académicas.
Pasar de simples reproductores, repetidores o comentaristas a generadores de
un pensamiento original y propio” (Universidad de La Salle, 2008, p. 9), y para
“instalar en la cotidianidad académica el diálogo organizado, sistemático pero
abierto sobre los temas centrales para la praxis investigativa” (Universidad de
La Salle, 2008, p. 23).
Agregaría a las anteriores palabras de la Vicerrectoría Académica la necesidad
de consolidar en la Universidad una verdadera cultura del pensamiento, del discernir autónomo e innovador, del discurrir permanente y libre por los saberes
acumulados a través de la historia, además de indagar caminos desconocidos,
explorar nuevas ideas y procederes, producir conocimiento pertinente, generar
paradigmas de orden universal y construir una identidad científica que beneficie
el desarrollo humano integral y sustentable de nuestra comunidad y sociedad.
Durante el primer semestre del año anterior, tuve el placer de ser invitado,
por la Vicerrectoría Académica, a participar en la conformación del grupo primigenio de este proceso, junto con otros compañeros docentes de diferentes
facultades y programas. Desde ese entonces y después de un buen número
de agradabilísimas y muy productivas reuniones, conversatorios y discusiones
formales, así como de aquellas charlas informales que adelantamos con algunos
otros compañeros, alrededor siempre de ese tinto inspirador, he comenzado
a ser testigo de los avances y concreciones de las múltiples reflexiones que se
Escuelas de pensamiento, universidad e ingeniería
han ido gestando y del nacimiento de una dinámica académica que pocas veces
se ve en las instituciones de nuestro país.
Cuestionarse sobre lo que es una escuela de pensamiento y si la universidad
constituye una escuela o no, es un avance significativo en el devenir institucional. Es salir de una monotonía académica en que las instituciones habitualmente
quedan insertas gracias a unas programaciones y planeaciones semestrales o
anuales que obligan a desarrollar unas dinámicas necesarias y connaturales a su
razón de ser, pero que no siempre proporcionan los espacios para las reflexiones osadas y atrevidas del intelecto, el divagar temerario del pensamiento o
para hacer ese alto en el camino y volver a preguntarse ¿quiénes somos?, ¿de
dónde venimos? y ¿para dónde vamos?
Cada escrito que se elabore, reunión que se ejecute, conversación que tenga
lugar sobre el tema que nos ocupa, será un paso adelante en este largo recorrido que nuestras mentes y espíritus harán de adelantar. Por esta y otras muchas
razones he querido escribir las líneas que ocupan las siguientes páginas, recordando también un poco las palabras del poeta: “caminante no hay camino, se
hace camino al andar”.
Concepto de pensamiento
Existen términos que identifican conceptos cuya naturaleza abstracta, compleja
y difusa dificultan su comprensión y, por tanto, su definición. El amor, la belleza,
el dolor, la alegría, la información, el alma, son ejemplos de conceptos que
pertenecen a esta categoría. Los entendemos intuitivamente y tratamos de
definiros especificando sus funciones o haciendo una descripción de lo que representan. Sin embargo, tener una definición exacta del término, que exprese
su significado preciso, sin ambigüedades, y que además establezca con claridad
lo que se desea representar, no es una tarea sencilla. Escuela y pensamiento
son dos de esos conceptos. Por lo tanto, para entender la idea de escuela
de pensamiento, tendríamos
Explicación:
ayúdame con un corazoncito