Que es una cohecion y como se llevó acabo durante y después de la revolución mexicana
Respuestas a la pregunta
Respuesta: La Revolución Mexicana se prolongó desde 1910 hasta 1917 y dejó más de una y sociales se unieron por ese objetivo, pero luego llevaron a cabo una guerra de al enfrentarse con las fuerzas del gobierno los llevó a ser considerados los de Madero el 19 de febrero y su asesinato tres días despuésción:
Explica: espero q te sirva
El periodo contemporáneo de México tiene como suceso fundacional la Revolución de 1910. El movimiento revolucionario derrocó rápidamente al régimen que le precedió; luego fue sucedido por una serie de enfrentamientos entre las facciones que lo conformaban. La victoria del bando constitucionalista puso fin al conflicto armado a gran escala. Para los constitucionalistas su nuevo centro de atención sería la reconstrucción de un país agotado y desquebrajado por los años de constantes enfrentamientos. La constitución de 1917 se convertiría en la base del nuevo régimen conformando de a poco un aparato estatal lo suficientemente sólido que se mantuvo estable por las décadas siguientes apelando siempre al sentimiento nacionalista-revolucionario como articulador de la unidad nacional.
La Revolución se convirtió en el nuevo paradigma nacional (Aguilar, 1983, pp. 107-117). En este proceso de reconstrucción y de redefinición de identidad nacional, el factor cultural fue de vital importancia. El ethos mexicano se fundió con el ideario revolucionario en una alianza indisoluble que marcó el porvenir del siglo XX: había que romper con lo previo, marcar un punto de inflexión. Era un momento de modificaciones estructurales por lo que era urgente desmarcarse de todo aquello que tuviera reminiscencias a viejo régimen.
El México anterior, el de Porfirio Díaz, encontró en el culto a la modernidad, el orden y el progreso su leitmotiv; para conseguirlo apelaron a los modelos de las capitales europeas. Aunque con sus respectivas diferencias, en un inicio la elite podía convivir en el ámbito tradicional con el pueblo, sin embargo, a partir del segundo periodo del General Díaz (1884) se empezó a gestar una ruptura entre la elite y el pueblo en sentido cultural, la cual se estimaba para el régimen como necesaria buscando el correcto avance del país. Todo aquello que se relacionara con la cultura tradicional era visto con desdén por la sofisticada y educada elite porfirista. Por lo tanto, su reacción fue abandonar paulatinamente sus prácticas, considerando además al folclor e idiosincrasia popular como elementos atrasados y decadentes que obstaculizaban el progreso de la nación mexicana (Beezley, 2010, pp. 28-29).
En contraste, la facción victoriosa del movimiento revolucionario y el régimen que instituyó buscó desde el inicio una vinculación estrecha con los sectores populares con el fin de encontrar la legitimación necesaria para su consolidación. Ahora, en el proceso de reconfiguración, debían figurar en un lugar importante al menos en lo formal. Por tal motivo, el rescate de lo “popular” se convirtió en una basa del movimiento triunfante.