QUE ES UN ESTADO TEOCRATICO NO COPIA Y PEGA O SINO DENUNCIO
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Teocracia (del griego θεός [theós], ‘dios’ y κράτος [kratos], ‘poder’, ‘gobierno: «gobierno de Dios») es la forma de gobierno donde los administradores estatales coinciden con los líderes de la religión dominante, y las políticas de gobierno son idénticas o están muy influidas por los principios de la religión dominante. Generalmente, el gobierno afirma mandar en nombre de la divinidad, tal como especifica la religión local.
El DRAE definía «teocracia» como el «gobierno ejercido directamente por Dios», y en una segunda acepción: «Sociedad en que la autoridad política, considerada emanada de Dios, se ejerce por sus ministros».2 En la edición de 2014, escindió esa segunda acepción en dos, ampliando esa posibilidad de ejercicio al indicar que «es ejercida directa o indirectamente por un poder religioso, como una casta sacerdotal o un monarca»; e introduciendo como tercera acepción la posibilidad de denominar «teocracia» al país que tiene esta forma de gobierno.2
La utilización más antigua registrada del término «teocracia» se encuentra en el historiador judeo-romano Flavio Josefo, quien aparentemente la acuña al explicar a los lectores gentiles la organización de la comunidad judía de su época (el siglo I). Al contraponer esta con las formas de gobierno definidas por los griegos clásicos —monarquías, oligarquías y repúblicas— añade: «Nuestro legislador [Moisés] no tuvo en cuenta ninguna de estas formas, sino que ordenó nuestro gobierno a lo que, con expresión forzada, podría llamarse una teocracia [theokratian], al atribuir el poder y la autoridad a Dios, y persuadir a todo el pueblo de que lo tuviera en cuenta como autor de todas las cosas buenas» (Contra Apión, libro II, 16).3
Por el contrario, en el cesaropapismo, el poder de un líder secular (un líder político -César o emperador, rey o cualquier otro título de soberanía-) se impone, incluso en cuestiones religiosas, sobre el que pudieran aspirar a tener o compartir, incluso en cuestiones terrenales, los líderes religiosos (Papa o sumo sacerdote, o casta sacerdotal), subordinando la Iglesia al Estado.4
Todas las monarquías tienen un componente sacro (de hecho, todas las formas de poder lo tienen en mayor o menor medida, pues ha sido universalmente utilizado para la escenificación del poder político)5 y muchas se definen como «divinas» en naturaleza (derecho divino de los reyes) o están directamente relacionadas con una religión. Por ejemplo: el zar o autócrata de Rusia con la Iglesia ortodoxa rusa, el Absolutismo en Francia considerándose el rey un heraldo de Dios en la Tierra, el rey de Inglaterra (que es, a su vez, Cabeza o Gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra) con el anglicanismo, el rey de Tailandia con el budismo, la religión egipcia considerando al faraón un dios entre los vivos, el emperador de China (considerado un ser divino cuyos dominios se justificaban como la traslación terrenal de su «Celeste Imperio») con la religión tradicional china, el rey de Bután con el lamaísmo, el emperador de Japón (considerado un dios viviente hasta la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial -1945-) con el sintoísmo, etc.
Han existido y existen muchos tipos de teocracias o pseudo-teocracias, algunos definidos con términos como hierocracia (de hieros -«sagrado»-), eclesiocracia (de ecclesia -«iglesia»-) o episcopocracia (de episcopus -«obispo»-).6 Para designar la forma en la que algunos regímenes constitucionales adoptan rasgos teocráticos se ha propuesto el concepto de «teocracia constitucional».7
El clericalismo es la «influencia excesiva del clero en los asuntos políticos» o la «marcada afección y sumisión al clero y a sus directrices»;8 que, cuando afecta a las autoridades civiles significa una teocracia o hierocracia en la práctica. El concepto contrario es el anticlericalismo; que, cuando se ejerce sistemáticamente desde el gobierno puede significar una verdadera persecución religiosa.
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