Historia, pregunta formulada por pomessofia66, hace 6 meses

que es para kierkegaard la individualidad? ¿ Como me construyo a mí mismo ?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por karenrueda07
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Explicación:

Jorge Luis Borges

En 1841, en la Universidad de Copenhague, Kierkegaard defendía su tesis doctoral llamada El concepto de ironía. En este trabajo estrictamente académico, Kierkegaard se apropiaba de la tradición clásica de la filosofía para poner de relieve el problema de su comienzo y la posibilidad de fundamentación de la moral. La estrategia argumentativa adoptada consistió en mostrar cómo el método socrático de la ironía había sido el dispositivo fundamental para asumir las contribuciones de la filosofía al desarrollo de la cultura occidental.

Lo importante de este texto era que ahí se encontraban prefigurados los temas centrales que abordaría el itinerario del pensamiento kierkegaardiano como fueron: la nada, el papel de lo cómico, la esencia de la religión, el temple de la angustia, y los 3 estadios del hombre, entre otros. Luego, una muy larga y extensa urgencia confesional que con sólo nombrarla empobrece el comentario externo. Sus famosos seudónimos, los dramatis personae, su voluntad de asistematismo, las mil máscaras detrás de las que se escondía el fervor por lo sagrado recrean el enorme entramado de reflejos de sí mismo que construyó a lo largo de su vida. Pero el objetivo no fue nunca la autobiografía. Todos los disfraces y máscaras adoptados por Kierkegaard lo que producen es la diseminación, la dispersión, la disgregación, en suma, la abolición del autor, tal y como hubiera detectado posteriormente Foucault.

Antes que una biografía lo que contiene el Diario, sus seudónimos, sus oraciones, ese denso bosque de conceptos, de imágenes y de fábulas, sólo tienen como finalidad poner en alerta, despertar las conciencias, señalar, distinguir que un auténtico pensador debe dejarse conmover por lo que ve y ha de estar impulsado por una auténtica pasión vital. La categoría (el individuo) y el problema (cómo llegar a ser cristiano), constituyen el esqueleto de la “tríada” kierkegaardianas que va de una posición estética a una ética; y de la ética a la religión. La estética modula la ética; desde la ética, un “salto de fe”, el salto “hacia lo absurdo”.

Porque para Kierkegaard la vida no es otra cosa que la oscilación de un péndulo vital que mantiene abiertas, como él dice: “Las heridas de la posibilidad” que evita las heladas certezas de lo dogmático y la inercia de lo canónico. Lo que siempre prima es la relación íntima con la verdad, y todo lo demás queda de lado, pues lo único que realmente conmueve al pensador es aquello que habita dolorosamente en su interior.

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