¿Qué es la República como forma de gobierno y que ventajas tiene y desventajas?.
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Una república democrática es una forma de gobierno en la que la máxima autoridad está a cargo de un presidente, elegido periódicamente por la ciudadanía.
Por lo general, en una república democrática, además del presidente (que ejerce el Poder Ejecutivo), hay legisladores (que forman parte del Poder Legislativo) y jueves (que integran el Poder Judicial). Mientras que los legisladores son elegidos directamente por los ciudadanos, los jueces habitualmente son designados por los legisladores.
Ventajas de una república democrática:
La elección periódica de los gobernantes impide que estos permanezcan indefinidamente en el poder.
La división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) busca que haya un equilibrio entre las facultades de gobierno, de modo que decisiones no sean tomadas solo por una persona o por una facción o grupo político.
Garantiza la voluntad de la mayoría a través del sufragio universal (es decir, el voto habilitado para todos los ciudadanos)
Reconoce la igualdad de los ciudadanos, reflejada, por ejemplo, en el derecho de todos a votar y en el igual valor asignado a cada voto, independientemente de la clase social, el género o la etnia a la que se pertenezca.
Asegura la representación de las minorías a través de la elección de los legisladores de diversos partidos políticos.
Asegura la libertad de expresión y la libertad de culto.
Garantiza derechos fundamentales, como el derecho a la salud, la educación y la vivienda, entre otros.
Cualquier ciudadano puede ser elegido para ocupar el gobierno, sin importar su origen social, su ideología o su credo.
Desventajas de una república democrática:
Algunos presidentes pueden implementar políticas demagógicas que satisfagan en el corto plazo a la mayoría, pero que sean muy difíciles de sostener en el tiempo, o que a largo plazo resulten perjudiciales para el país.
El control que cada poder del Estado ejerce sobre los otros dos poderes puede hacer que la toma de decisiones resulte más lenta y burocrática que en otros regímenes de gobierno (por ejemplo, en una monarquía absoluta).
No necesariamente las personas elegidas por la mayoría para llevar adelante el gobierno son las más idóneas, lo que puede conducir a que haya gobernantes ineptos que tomen medidas perjudiciales para sus mismos votantes.
Puede derivar en una polarización política extrema, en la que se enfrenten dos posturas mayoritarias irreconciliables, y conducir al quiebre social.