Filosofía, pregunta formulada por leonel2018, hace 1 año

que es la religion atica

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Contestado por Celeste234
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De un tiempo para acá, relativamente reciente, se ha venido acuñando una nueva expresión "ética cívica o civil", aparentemente contrapuesta a "moral o ética religiosa". Digamos que la expresión es mas bien nueva, aunque sus intuiciones e intentos de planteamiento sean de vieja data, porque basta con echar una ojeada a diccionarios o tratados de moral o enfoque éticos de hace una veintena o treintena de años para comprobar que por ese entonces la expresión no circulaba por ninguna parte. Tal vez surgió ante la avalancha y acelerada secularización de la mentalidad del hombre contemporáneo y la necesidad de buscar otras fundamentaciones, distintas a las enraizadas en las tradiciones religiosas, para incentivar a los hombres a un comportamiento ético. 

Por otra parte, cada vez se tiene una conciencia más clara que la sociedad actual, o la llamada "aldea planetaria", es multicultural y pluralista, en donde conviven personas y grupos de diferentes culturas, ideologías, credos religiosos, y en donde se proponen distintas éticas e ideales morales. En el curso de la historia de la humanidad encontramos distintas morales que han ido configurando el vivir de los hombres. Algunas son de inspiración religiosa, es decir, apelan a Dios para dar sentido a sus propuestas; otras, por el contrario, no buscan ni hacen ninguna referencia a Dios y, son, por lo tanto, morales seculares. No hay duda de que, durante milenios las religiones han jugado un papel importante en la configuración de la conciencia moral del ser humano y que, bien o mal, han contribuido mucho al progreso espiritual y moral de los pueblos. Por otra parte, muchas de las categorías éticas actuales tienen su origen en alguna inspiración religiosa o, al menos, son tomadas prestadas del lenguaje religioso. 

En el pasado, la religión y la ética iban de la mano y, prácticamente, ésta se fundamentaba o se inspiraba en aquella. Toda religión lleva aparejada una moral, unas orientaciones éticas que forjan un carácter, una manera de comportarse de sus adeptos, es decir, todo credo religioso conlleva un credo ético. El hecho de aceptar unas verdades de orden religioso implica, como una consecuencia normal, aceptar unos principios de orden moral que guían la conducta de los adherentes a dichas creencias religiosas. 

Sabemos que las religiones nacieron como recursos de explicación a los misterios y fenómenos que escapaban a la comprensión de la mente humana, para saciar el anhelo humano de inmortalidad, y responder a ese afán de salvación o liberación que asecha a la mente del hombre, encontrando así un sentido a la vida y a la muerte. Las religiones nacieron, entonces, de la experiencia vivida por personas y por pueblos concretos de que Dios es el único que puede salvar del mal moral o pecado, de la muerte y del absurdo. 

Aún en pleno siglo XXI, pudiéramos decir que la gran mayoría de los seis mil millones de seres humanos que habitan el planeta tierra confiesan pertenecer, aunque no sean practicantes y su conducta deje mucho que desear, a una de las grandes religiones históricas, ya se llame cristiana, islámica, budista, hinduísta, confucionista, taoista, judía, o la que sea. No obstante, hay que reconocer que, amén de los no practicantes que se encuentran en una u otra tradición religiosa, existe un ingente número de agnósticos, racionalistas y ateos, lo cual pone más en evidencia que vivimos en una sociedad pluralista y que, por lo mismo, es posible llevar una vida moral recta sin referentes religiosos. Por otra parte, da la impresión que la influencia que tiene la religión hoy en día en la vida de tantas personas es generalmente algo marginal, sobre todo en los países del mundo desarrollado. Al mismo tiempo se constata que, a medida que declina la influencia de la religión, crece la confusión en torno a cual es el modo más indicado de comportarse en la vida. 

Hasta hace relativamente poco tiempo, casi todos los enfoques éticos han tenido un carácter marcadamente confesional y religioso. Es lo que algunos llaman sociedades moralmente "monistas", como la que se da en los países islámicos o en los países mayoritariamente católicos, que procuraran imponer directrices únicas ante las grandes preguntas no sólo sobre el sentido de la vida y del más allá, sino también sobre cuestiones muy puntuales de la moral sexual y de la justicia social. Recordemos que, en el caso concreto de Colombia, hasta hace muy poco tiempo (1991) era un Estado prácticamente confesional, con sus obvias repercusiones, no sólo políticas y sociales, sino también en el modo de comprender la religión y la moral. Esta, por tanto, era asumida por la religión católica y se fundamentaba en los principios éticos de la misma. 
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