Filosofía, pregunta formulada por matkraid, hace 6 meses

¿Qué es la otredad?
¿Podemos acceder al otro despojándonos absolutamente de lo que somos?
¿Qué es el otro sin mí?

Respuestas a la pregunta

Contestado por bethsycusme
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Respuesta:

¿Quién soy yo?, ¿dónde estoy yo, adentro? ¿Quién es el Otro? ¿Dónde está el Otro, afuera?, pensar al Otro se nos presenta como una tarea problemática, por no decir imposible, todo lo que diga sobre el Otro lo digo desde mi Yo, pero el Otro se supone es lo que no tiene ningún contacto conmigo. El problema es cuando definimos al Otro lo hacemos pensando en todo aquello que nos excede, todo lo no soy Yo ni está determinado por mi Yo es un Otro…. ¿podemos acceder al Otro despojándonos absolutamente de lo que somos? ¿no se trata justamente de acceder al Otro en su Otredad? ¿es posible un acceso de este tipo? y se la respuesta es no, tendríamos que admitir que acceder al Otro es algo imposible, ¿no se trata justamente la filosofía de eso, de lo imposible?  

El valor más importante para el Yo es su propia seguridad, el Yo construye sentido adaptando todo lo que lo excede a sus propios parámetros y así logra estabilidad, toda búsqueda de sentido es una búsqueda de seguridad dice Nietzsche, pero el Otro golpea y desestabiliza; el Otro es como un palo en el engranaje que detiene esa totalidad que venía funcionando bien, la totalidad nunca cierra porque siempre hay un Otro, adentro del muro todo parece funcional a la perfección, pero el muro se vuelve invisible y afuera están los Otros, que desde su indigencia golpean la puerta y esperan una respuesta.

Nuestra identidad es igual a la de los Otros, pero a la vez diferente, por un lado todos somos iguales porque somos parte de un todo que nos nuclea, la humanidad!, pero al mismo tiempo soy un individuo diferente, singular.

En cierto modo, somos todos igualmente diferentes, somos iguales por ser todos diferentes, para que haya igualdad tiene que haber diferencia, solo puede igualar dos entidades diferentes. La igualdad es una forma de las diferencia, por eso si estamos constantemente relacionándonos con Otros, interfiriéndonos mutuamente, contaminándonos nuestras identidades, ¿podemos separarnos tan tajantemente de los Otros?. En esta dialéctica permanente ¿no somos todos Otros?.

La tolerancia nunca termina de alcanzar completamente al Otro, ya que le problema no es el prójimo sino es el distante, el ajeno, el extraño, el extranjero, aquel que queda absolutamente por fuera de lo propio aquel cuya presencia nos amenaza, nos pone en peligro, su diferencia nos desestabiliza, por ejemplo, si invito a alguien a mi casa y se comporta en consonancia con mis costumbres no hay ningún problema, peor si el invitado viene con sus propias costumbres se me abren dos opciones, o lo tolero o lo echo, pero en ambos casos lo niego como Otro.

Pero cuáles son los problemas de la tolerancia. El que tolera siempre ejerce el poder, tolerar es expandir los límites de lo posible, pero los límites los sigo poniendo siempre Yo, ¿no debería la verdadera tolerancia tolerar lo intolerable?; el que tolera se vuelve portador de la racionalidad y el intolerante alguien primitivo, la tolerancia se presenta como un acto de civilización y paz, mientras que la intolerancia como salvajismo, barbarie, guerra, en nombre de la tolerancia se han generado los peores dispositivos de exclusión. Ser intolerante con el que se cree que es intolerante ¿no es traicionar la tolerancia?

El verdadero Otro no es aquel del que me apropio, sino radicalmente Otro como diría Derrida, ya que escapa a cualquier parámetro, es lo incomprendido, lo que me excede, lo insoportable, el otro es siempre un monstruo, que los monstruoso expresa mejor que nadie lo que no encaja, al monstruo le temo, me siento en peligro, temo verme invadido, desapropiado, salido de lo propio.

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