Derecho , pregunta formulada por joseirvingtc03, hace 1 mes

¿Qué es la miopía intelectual?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por UnUsu4ri0
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Respuesta:

Explicación:

Sería complicado determinar en qué momento llevar gafas ha pasado de ser antiestético a ser “cool”. ¿Mérito del movimiento “hipster”?, ¿cambio de valores por lo que respecta a los “nerds”? Lo cierto es que desde la mera percepción, varios estudios aseguran que las lentes otorgan una cierta imagen de persona inteligente en quienes las llevan, hasta el punto de que sea incluso más fácil para ellos encontrar un puesto de trabajo. Un grupo de investigadores de la Universidad de Maguncia decidió ponerse manos a la obra para confirmar o desmentir esta leyenda Como ejemplo, un estudio llevado a cabo hace unos años por el Colegio Británico de Optometristas señalaba que un 43% de los encuestados consideraba que llevar gafas concede a hombres y mujeres la apariencia de ser más listos y profesionales. Lo más sorprendente de este estudio es que un 6% confesaba que, aunque no las necesitaban, las llevaban puestas por motivos relacionados con la moda o con la estética. Y es que la relevancia de los anteojos ha llegado a tal punto para la imagen que damos que, en declaraciones a 'Nymag', el experimentado abogado Harvey Slovis llegaba recomendar a sus clientes ponerse unas gafas falsas para dar una apariencia menos agresiva de cara al jurado y ofrecer un aspecto inofensivo y nerd que jugase a su favor.

La mitad de los universitarios es miope

Pero claro, una cosa es lo que intentamos aparentar y otra cosa muy distinta es lo que de realidad tiene el mito. ¿Son los hombres y las mujeres miopes más inteligentes que la media? Un grupo de investigadores alemanes de la Universidad de Maguncia decidió ponerse manos a la obra para confirmar o desmentir esta leyenda. Teniendo en cuenta los logros académicos alcanzados por los individuos analizados, los investigadores se sirvieron de una muestra de 4.658 personas con edades comprendidas entre los 35 y los 74 años, determinando que más de la mitad de los que habían terminado la universidad eran miopes, mientras que la proporción bajaba hasta el 34% en los que sólo habían acabado el bachillerato o la escuela elemental. En el caso de los que se decantaron por las escuelas de oficios o no disponían de ninguna formación profesional, la miopía se verificaba sólo en un 24%.

Cociente intelectual y miopía

En todo caso el incremento de la miopía en Europa resulta imparable (en ciertos sectores, se estima que el 50% de sus profesionales tiene este problema) y hay que considerar que la población con título universitario está también aumentando en el continente, por lo que existe seguramente una relación directa entre ambos datos. Estudiar más supone también exponer nuestros ojos a situaciones que no benefician su cuidado, como las largas horas pasadas delante de los libros o de la pantalla del ordenador. Dándole la vuelta a la tortilla se podría objetar que más horas de estudio conllevan más problemas oculares y que en realidad esta debería ser la verdadera conclusión, pero los que llevamos gafas preferimos ver la noticia desde un punto de vista positivo y no desmentir la buena imagen que de nosotros ha ido adquiriendo la sociedad. En los años cincuenta los investigadores Nadell y Hirsch determinaron que los niños estadounidenses con miopía mostraban un CI superior a la media Bromas aparte, la duda se traslada, con todo, a si además de la formación recibida, existe una relación entre la miopía y el cociente intelectual del individuo. Esta otra duda ya se planteó en los años cincuenta por los investigadores Nadell y Hirsch determinando que, efectivamente, los niños estadounidenses con miopía mostraban un coeficiente intelectual superior a la media. Seguramente no te convenza la conclusión y seguirás pensando que la respuesta está en la cantidad de libros que uno lee o en el esfuerzo al que somete a sus ojos, sin embargo, otro estudio más reciente llevado a cabo por la Universidad Nacional de Singapur arrojó unos resultados similares a la de los años cincuenta, con independencia, eso sí, del número de lecturas que los niños pudieran realizar a la semana. En definitiva: más a la moda, con más formación y más inteligentes. Si se decía ya que gracias a la miopía teníamos unos ojos más bonitos, los cegatos estamos ahora más de enhorabuena que nunca pues gracias a nuestro defecto tenemos más cosas sobre las que presumir que sobre las que avergonzarnos.

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