que es la iglesia celestial
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Explicación:La Iglesia del cristianismo celestial es el tipo representativo del caso de una iglesia “independiente” africana. Fundada en Dahomey (Benín) por el profeta Samuel Bilewu Joseph Oschoffa en 1947, da efectivamente continuación a las primeras iglesias resultantes del movimiento Revivalista de los años veinte en Nigeria y debe mucho, en su inspiración y liturgia, a la Iglesia de los Querubines y Serafines (Peel 1968). No es una iglesia “separatista”, es decir, una rama disidente de una Iglesia misionaria, católica o protestante, puesto que nació de la visión del profeta Oschoffa y de su empresa de fundación; se presenta como una Iglesia “revelada” y, en la misma línea que otras Iglesias africanas, como la expresión misma de la Iglesia primitiva en África.
Su implantación inicial con un pie en el Benín francófono, donde el profeta nació de un padre y de una madre de ciudadanía dahomeyana pero de origen Yoruba, y con el otro pie en la Nigeria anglófona donde la iglesia está representada a tal grado que el profeta finalmente ahí emigró, facilitó seguramente su expansión en los otros países de África y confirmó sus pretensiones universalistas. Este juego con las fronteras políticas y lingüísticas heredadas de la colonización hace recordar un tanto la transgresión de las fronteras que está en el centro de la epopeya del profeta Harris (Liberia, Costa de Marfil, Ghana, y más tarde Sierra Leone). Reconocida oficialmente en 1956 en Dahomey, la iglesia se difunde muy pronto en Nigeria; se introduce en Togo en 1962, luego en Ghana y hacia el final de los años sesenta en Costa de Marfil (Côte d’Ivoire). En los años 70, por medio de los emigrantes benineses y nigerianos, la Iglesia se trasplanta en Gabón, y a partir de ahí en Camerún, en Congo y en Zaire. Reivindica por otra parte una implantación en Inglaterra, los Estados Unidos, Bélgica y en Francia (y en las Antillas). Comparada con la historia de las Iglesias harristes de Costa de Marfil o incluso con la trayectoria de las Iglesias kimbanguistes en Zaire y en Congo, la expansión internacional, y en primer lugar interafricana de la Iglesia del Cristianismo Celestial es un fenómeno ejemplar.
El profeta-Pasteur Oschoffa falleció en septiembre de 1985 y, 20 años más tarde, la Iglesia está todavía en espera de la revelación divina de un profeta legítimo que ponga fin a las querellas sobre la sucesión. La Iglesia del Cristianismo Celestial quiere ser a la vez, la emanación directa del Espíritu y la Palabra de Dios tal como se da a entender en la Biblia, y la síntesis de las religiones históricas fundamentales. La ECC hereda de la tradición metodista y pentecostal de las Iglesias de tipo Aladura: el compromiso en pro de la eficacia de la oración como experiencia de la Potencia del Espíritu, y también la omnipresencia de los dones carismáticos de la profecía y de la curación espiritual. La liturgia de oración, intensa y siempre oficialmente Inspirada, con sus cantos y danzas rítmicas, su coro y orquesta con sonido, es entrecortada con predicaciones demostrativas y dramatizadas fomentando las revelaciones y testimonios personales. Por su ascetismo relativo a la sexualidad, la prohibición de alcohol y tabaco, y sobre todo por su visión fundamental de un mundo dominado por el combate entre la Potencia del Espíritu Santo y las fuerzas maléficas del Diablo, dirigidas por los fetichistas de toda clase, el cristianismo celestial participa de esta cultura “evangélica” que persigue a los demonios del paganismo africano.
Pero su ritualismo y su vida de culto intensa se acompañan de la reanudación de numerosos ritos tradicionales: ritos de protección de fecundidad de las mujeres, del nacimiento del niño, de la celebración de la luna y las cosechas; consulta adivinatoria, y práctica de la reclusión de los enfermos, de su puesta bajo “seguridad” en el “convento” para la realización de los “trabajos”, enlace evidente de la adivinación de Fa, y de la terapia ofrecida por los “conventos” del vudú. Su posición más bien tolerante con respecto de la poligamia, escandaliza las Iglesias de denominación pentecostal en una coyuntura donde el protestantismo evangélico se esforzó por estigmatizar el paganismo católico, lo más sorprendente permanece la manera en la que el Cristianismo Celestial sigue siendo fiel a la pompa litúrgica y al gusto de la jerarquía del catolicismo romano más tradicionalista.
Si el “sincretismo” como contaminación con el paganismo fetichista del vudú, como es debido, se condena vivamente, el corpus de la doctrina y las prácticas litúrgicas son pues el producto de una política de síntesis y de un bricolaje especialmente audaz y elaborado.